Lo prometido no siempre es deuda [Sirius Black]

capítulo 7

Merodeadores

La vida de un merodeador, por mucho que lo pareciera, no era una vida fácil, pero eso no quitaba que no fuera divertido.

Algunos los trataban de crueles, otros de genios, ellos simplemente preferían llamarse así, merodeadores. Todos conocían la cara pública de ellos, pero pocos sabían que había tres más.

Dalia, conocida por Índigo, Megan, también conocida como Niebla y Valerie, conocida como Nocturna. Si, ellas no eran una excepción, también eran animagas. La rubia platino era un fénix, Megan era una preciosa yegua blanca y Valerie una cierva de manchas blancas en el lomo y aunque a esta última le encantara su forma animaga, prefería ir en su forma humana esas noches de luna llena. La razón era cierto perro negro.

Cuando en las noches de luna llena los tres chicos conseguían apaciguar a Remus, Sirius solía irse a algún lugar en medio del bosque con su mejor amiga y tumbarse en el suelo con ella.
Sirius era un perro bastante cariñoso, más si cabía con Valerie, además aprovechaba y se la llevaba lejos por si a Remus le daban ataques repentinos y así que no saliera nadie herido.

Las chicas iban por las noches con ellos pero normalmente solo Megan y Peter se acercaban a Remus, James siempre se encargaba de Dalia y Sirius de Valerie ya que estas últimas eran bastante impulsivas e intentaban ayudar a su amigo pero normalmente si Remus veía mucho movimiento se alteraba más, así que por eso los dos chicos se encargaban de sus mejores amigas.

Todo esto se debe a que hoy era uno de esos días, hoy era luna llena.

Remus se encontraba en cama, los días de luna llena, cuando el sol todavía alumbraba los paisajes de Escocia, Lupin se encontraba realmente débil. Valerie encontró un "remedio" para eso en su segundo año, era una poción que te daba fuerza y vitalidad temporanea, no es que funcionara como para que Remus estuviera tan activo como cualquier otro día, pero era lo suficientemente efectiva como para que no sufriera o sintiera algún dolor. En aquellos momentos en la habitación de los gryffindor solo se encontraban el y su mejor amiga, la cual acababa de entrar a la habitación

- Remus... - la chica desvió su vista a las camas y en una de ellas se encontraba aquel chico de ojos miel - ¿Como lo llevas?

- Mejor que otras veces, a decir verdad, pero me he quedado sin poción y no me atrevo moverme de la cama

- Esta bien, no te preocupes, voy a cogerla, tú solo estate tranquilo - la morena fue hasta el armario y de un compartimento que estaba escondido sacó un bote con un líquido azul añil con destellos brillantes - Ahí tienes, ven incorporate - Megan cogió a Remus por la espalda y lo levantó para que le fuera mas fácil tomar la poción - Eso es... Ahora, traga - la poción estaba algo amarga, y eso se reflejaba en el rostro del chico pero aun así se la tomaba sin rechistar - ¿Mejor?

La poción empezó a hacer efecto al instante. El cuerpo de Remus se relajó y la expresión de su cara se veía más relajada, sin duda, esas pociones le venían muy bien aquellos días.

Solían hacer turnos para cuidar al chico, normalmente Megan por la mañana y alguno de los chicos por la tarde. Ya que así nadie sospecharía lo que pasaba

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Era por la tarde, Remus estaba dormido mientras James, Peter y Sirius estaban haciendo, más bien copiando, los deberes de astronomía, Dalia se los había echo por pena y por que sabía que en los tres días de luna llena los chicos no podrían hacer demasiados deberes y aunque la rubia platino fuera un año menor, sus conocimientos eran bastante avanzados en esa materia.