capítulo 30

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Tiempos oscuros

— Ven aquí, ojos negros — llamó Regulus a su chica.

— Reggie tengo miedo, ¿que nos van a hacer aquí? — dijo Hela mientras se acurrucaba en los brazos del chico.

— No lo se, pero sea lo que sea no es nada bueno.

El ambiente de la habitación en la que los habían encerrado era el mismo ambiente que recordaban ambos cuando casi se unen a los mortifagos... la misma pesadez en el aire, la oscuridad rota por tenues velas que solo le daban un toque aun más lúgubre a la sala. Ni siquiera había sillas solo espejos pegados a las paredes haciendo ver la sala mucho más espaciosa de lo que realmente era.
Cuando la puerta se abrió lentamente unos tacones sonaron en la sala, la pareja se dio la vuelta y la vieron a ella.
Bellatrix estaba demacrada, su pelo estaba encrespado y desordenado, las ojeras eran profundas y oscuras y la piel lucía mucho más pálida que hacía unos meses atrás, daba miedo. Su ropa seguía siendo oscura pero era distinta, los vestidos que llevaban la hacían ver desquiciada, los corsés le apretaban tanto que se mecía de un lado a otro mientras andaba y sus tacones fueron sustituidos por un par de botines de caña media y tacón bajo.

— Regulus... — llamó con una voz cantarina a su primo — al parecer no te has separado de nosotros. — habló mientras se reía de una forma estridente y demencial.

— Bella... deja al pobre Black. — una voz habló por detrás de ella mientras su presencia irrumpía en la sala.

Lord Voldemort estaba peor que la ultima vez, la magia lo estaba consumiendo y dejando sus facciones más marcadas y puntiagudas, aunque seguía siendo atractivo, sus ojos te embelesaban y su palabras aun mas, era un maestro para la convicción y en caso de no hacerlo por las buenas con sus dotes físicas lo haría de la manera psíquica y eso era una tortura para la persona.

— Señor Black y señorita Smith, un placer volver a veros. Veréis, ya que vuestros padres se disculparon por la tontería que hicisteis he decidido daros una segunda oportunidad. Tenéis que esconder algo por mi, es de vital importancia, de no hacerlo... bueno, una pena que dos cadáveres tan jovenes sean enterrados.

— Pero mi Lord, — habló Hela — ¿piensa usted desencadenar ya la guerra?

— No, pequeña niña. Este trabajo es muy grande y os falta mucha preparación, solo quería manteneros informados. Vengo en son de paz a hablar con ustedes, no vengo a haceros daño alguno. Vais a estar muchos años a mi servicio... creedme que si.

Riddle salió de la habitación acompañado de Bellatrix dejando a la pareja encerrada.

— Necesitamos volver — dijo Hela buscando alguna salida por las paredes, suelos y techos. Pues la puerta estaba cerrada y ellos estaban sin varita. —. No me pienso quedar aquí, y tu tampoco. Nos vamos, y me da igual tener que romper esta puta pared a base de golpes.

— Hela... no hay nada que hacer. Vente aquí, — la llamó Regulus mientras se sentaba en una esquina de la habitación, la más clara gracias a la luz de una vela. — ven aquí antes de que cometas una locura.

— ¿No piensas luchar? — le preguntó ella viendo el estado pesimista en el que estaba su chico, a lo que este negó con pesar. — Está bien, entonces tendré que salir de aquí yo sola.

Los golpes primero eran ligeros pero después se hicieron más fuertes, más constantes. Hela no se cansaba de dar golpes a la pared, sabía que detrás de esa madera estaba la salida, por eso no tenía ventana, porque los mortifagos no querían que vieran el exterior, pero ella se negaba a morir como un ser horrible que mataba sin compasión. Ella era slytherin, no un monstruo.
Después de innumerables golpes, gritos y varias heridas con sangre, la madera se agrietó y solo tuvo que arrancarla, un pequeño rallo de luz asomaba por el agujero. La salida.
Estaba a pocos metros del suelo y tendría que correr para poder salir de allí viva, pero era fuerte. Hela confiaba en si misma, sabia que saldría de allí, con o sin Regulus. La pelinegra le dio una ultima patada con el tacón del zapato y consiguiño hacer un agujero por el que pudiera pasar. Antes de partir se recogió el pelo, se ató los zapatos y rasgó su largo vestido para que no le molestara al correr. Antes de irse echó la vista atrás viendo a Regulus encogido en la esquina.

— Vente conmigo, Reggie... por favor — suplicó la morena con los ojos cristalizados, a lo que él negó con la cabeza. Hela se sorpredió y dos lagrimas cayeron por sus mejillas, las cuales secó. —. Tu hermano tenía razón, eres un cobarde. Te faltó valor para escapar de tu casa y ahora te falta para huir de aquí. Asúmelo Black, tus padres jamás te van a querer, te quedes aquí o te vayas para luchar por tu vida.

— Adiós, Hela. — contestó Regulus indiferente a todo lo que su chica dijo.

— Te quiero, Reggie. Te estaré esperando cuando vuelvas, vivo o muerto, pero te estaré esperando.

Y saltó y corrió. Corrió más que en toda su vida, cruzando los jardines, tropezando y esquivando los hechizos que veían de todas partes. Solo un poco más, solo tenía que correr un poco más ya no quedaba nada. Solo un poco más y volvería a ser libre.
Y lo fue, salió de allí a pesar de todo pero él seguía allí.

Regulus.

Hela era joven, pero sabía con toda certeza que Regulus era el amor de su vida. Que jamás iba a haber otra persona en este mundo que la quisiera tanto, que la tratara así.
Cuando estuvo lo suficiente alejada de aquel lugar se apareció en Hogwarts con un simple conjuro. Cuando supo en que lugar del castillo estaba fue en busca de Sirius pero no lo encontró por ningún lado, así que fue en busca de quien fuera, cualquiera de sus amigos le valía, solo necesitaba encontrarse a alguno de ellos para explicarle todo lo que había pasado y vagando por los pasillos se encontró a Remus. Él sabría lo que hacer y como encontrar a los demás, necesitaba con todo su ser poner a los demás al día y salvarlo.
Salvar a Regulus era su principal prioridad, no iba a dejar que muriera, primero tendrían que matarla a ella.

Remus al escucharla reunió a los demás, más antes de hacerlo también le contó en la precaria situación en la que se encontraba el mayor de los Black después de todo lo ocurrido con ella y su hermano pequeño. A Sirius lo trasladarían a San Mungo por su mala recuperación y Valerie iría con él, realmente la rubia iría con el pelinegro donde fuera, inclusive al infierno si así fuera necesario.

Las cosas cada vez tornaban de un color más y más oscuro, sobre todo para el pequeño de los Black que seguía bajo el yugo de los mortífagos y su líder, Lord Voldemort. Ya no se podía ocultar, Él había llegado y con su mera presencia todas las desgracias que el mundo mágico pudiera presenciar.

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Hola, perdonad por todo el tiempo transcurrido, millones de cosas han pasado pero espero poder terminar este libro y con él agradeceros todo el cariño que le habéis dado desde el principio y el que le seguís dando, os adoro. Muchas gracias por todo y sobre todo por la espera y el apoyo que le habéis seguido dando a esta historia.
🤎☀️

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2024 ⏰

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Lo prometido no siempre es deuda [Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora