ᴱˣᵗʳᵃ ² |Padre e hija

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𝙷𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊 𝚗°2
Padre e hija
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Cuando terminaron de comer siguieron ahí charlando y riendo hasta que el personal les pido que desocuparan la mesa. Fueron a la piscina, nadaron, bebieron cócteles con sombrillitas, incluso fueron a bailar salsa con un club de jubilados que también se hospedaban en ese hotel.

─ No puedo creer lo rápido que aprendiste a bailar. ─ Le dijo Ana cuando terminaron la canción. ─Solo dos minutos y dominaste todas las técnicas.

─No es la primera vez que te impresiono con mi habilidad de aprendizaje.

─ Es cierto. ─ Sonrió agarrando su brazo, y apoyando su cabeza en su hombro mientras veían a los ancianos bailando. Recordó que el día que lo conoció, él le había pedido que le enseñara a manejar una moto, y lo había dominado con solo un par de instrucciones.

─ Ustedes son una pareja encantadora a pesar de la diferencia de edad.─ Dijo una señora sentada en un banco cercano.

─ Gracias. ─ Dijo Sirius riendo.

─¿Están de luna de miel?

─Algo así. ─ Respondió evasivo. Entonces vió algo a lo lejos. ─¡Ah, ahí está Livy!

─¿Estuvieron aquí toda la tarde? ─ Preguntó sorprendida. ─¿Mamá, estás dormida?

─ No, no lo estoy. ─ Murmuró con la cabeza aún en el hombro de Sirius y los ojos cerrados.

─ Supongo que bebiste mucho.

─ Es que cuando se acababa, un chico aparecía y me daba otro vaso. ─ Livy rodó los ojos y miró molesta a Sirius.

─ Todo estará bien, ella es joven. Y conozco la cura definitiva para la resaca, la prepararé enseguida. Te escribiré los ingredientes... ─ Sacó un anotador y garabateo algo. ─Pídele a un empleado que nos lo lleve al cuarto, mientras yo llevo a tu madre a la suite.

Livy se alejó, y Sirius se puso de pie.

─¿Es tu hijastra? ─ Preguntó la señora, mientras Sirius alzaba a Ana como príncesa.

─Mi hija. ─ Corrigió mientras aceptaba la ayuda de la señora curiosa para tomar el bolso de Ana. ─¿Por qué?

─Nada en particular, solo... ─ La señora hizo un gesto con la mano para restarle importancia. ─Es que parecia algo distante.

─Hemos estado algo alejados.

─Lo entiendo, adolescentes. Yo tuve cuatro, todos tuvieron esa etapa.

─¿Qué hizo entonces?

─Les dejé su espacio y esperé a que ellos vinieran a mi.

─¿Y cuánto tarda eso? ─ Preguntó muy interesado, ciertamente, cualquier idea era bienvenida.

─ Sólo hasta que se vuelven adultos ¡Ja! ─ Se rió de algún chiste que solo ella entendió.

─¿Cree que pueda conectar con ella pronto?

─ Claro. Te avisaré cuándo me suceda. Mi hijo mayor tiene 40 años, y no habla conmigo más que para preguntarme si ya escribí mi testamento. ─ Aquello no era un panorama muy alentador para Sirius. ─Veo que usted tiene mucha fuerza, mi primer esposo jamás pudo cargarme de esa forma ¿Cuántos años tiene?

─ Soy más joven de lo que parezco.

Se despidió de la anciana y se dirigió al ascensor, donde Livy los alcanzó.

Olivia Black 𝙸 [Cedric D.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora