ONE SHOTS|• Nico di Angelo

19.

CONTINUACION DEL CAPITULO 18.

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— Estoy harta.— Me quite el Yelmo y empecé a caminar fuera del campo de Marte.— Lacras de mierda, ojalá les caiga un maldito rayo en la jeta.

Pero Kali no solo estaba molesta por qué su cohorte la trataba como paria, eso era lo de menos en realidad. Ya estaba acostumbrado a eso.

Estaba molesta con Nico, y al mismo tiempo se sentía triste. Estúpida.

No importa cuánto intentará sacarlo de su cabeza, la estúpida cara de Nico siempre aparecía una y otra vez en sus pensamientos. Lo odiaba.

Ella le había dicho que no quería volver a verlo y él siguió intentando contactarla... Y Kali quería hablarle, quería perdonarlo, pero su orgullo no la dejaba dar su brazo a torcer.

Y eso la tenía de muy mal humor, pasaba de estar furiosa a llorar en silencio o sentirse feliz por qué Nico no se daba por vencido con ella.

Odiaba ser tan terca.

Pero no podía evitarlo.

— ¡Kali!

La pelirroja cobriza escuchó los gritos de Hazel, pero no detuvo sus pasos.

— ¡Centuriona! ¡Deténgase, es una orden de su pretora!

Kali tenso la mandíbula y detuvo sus pasos, escucho las alas del pegaso de Hazel y luego como aterrizaba en el césped verde del campo de Marte.

— ¡Kali no puedes simplemente abandonar a tu cohorte en pleno juego de guerra!— Me grito Hazel.

Puse los ojos en blanco y apreté los puños. Me agrada Hazel, fue una de las pocas personas que fue amable conmigo cuando llegue aquí, pero mi tiempo en la duodécima legión había fracturado nuestra relación. Era muy simple de entender, Hazel debe ser una líder fuerte frente a legión y yo no soy capaz de seguir órdenes.

Me giró sobre mis talones y la miro.

— Deja que me vaya, no quiero discutir frente a tanta gente.—Le pedí en un susurro suplicante, por qué iba a irme y no había forma en la tierra de que Hazel pudiera detenerme.

Los músculos del rostro de Hazel se tensaron, odiaba tener que hacer esto, pero podía dejar que hija del dios del mar siguiera haciendo todo lo que se le daba la gana. No iba a permitirlo más, no iba a seguir cubriéndola. Ya no era una niña y no iba a dejar pasar más de sus intransigencias.

Kali había roto la mayoría de las reglas en la legión, sube y baja de rango casi cada mes. Y la única razón por la que los senadores no ha pedido su expulsión de la duodécima legión por qué cumple misiones especiales en solitario, arriesga su vida y hace trabajos para los dioses a diario.

Es una excelente peleadora, audaz, poderosa y con un sentido de la moral desviado. Aun así, todo eso no sirve de nada si no puede trabajar en equipo, no es un soldado y nunca va a serlo. Y Hazel lo sabe perfectamente.

La legión ya dudaba de su habilidad como pretora si no podía controlar a uno de sus legionarios. Solo Hazel es juzgada tan duramente por el caótico comportamiento de Kali, ninguno de los legionarios cuestiona a Frank.

— No.— Exclamó con firmeza la hija de Plutón.— No te puedes ir.

El viento empezó a volverse algo fuerte y frío, salado, como si una tormenta se estuviera formando.