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La hija de Deméter y el príncipe del Inframundo.

La hija de Deméter y el príncipe del Inframundo

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--¡Te lo juro...! Estoy segura de que Nico di Angelo va a robarte como lo hizo su padre con nuestra hermana.

Aseguró una de sus hermanas de la cabaña de Deméter entre risas mientras nos ocupábamos del campo de fresas que abastecía al campamento, mis otros hermanos se rieron y le dieron la razón, yo me puse tan roja como un tomate y chille en descontento.

--¡Claro que no! ¡Nico, no me haría eso!--Le defendí a capa y espada.

--Ya saben lo que dicen de tal palo tal astilla.

--¡¿Tú también!? ¡Y Nico no es ninguna astilla!

--Basta, chicos, dejen en paz a ______ la última vez que la molestamos hizo crecer un campo de flores sin dirección.--Intervino el líder de la cabaña para mi alivio.--5 dólares a qué la está viendo en este momento.

Todos aceptaron la apuesta, yo me negué y dije que Nico tenía mejores cosas que hacer, que mirarme trabajar en el campo todo el día. Acepte la apuesta. Los chicos y chicas de mi cabaña empezaron a buscar con la mirada a nuestro alrededor, luego de 10 segundos uno de ellos hizo el sonido "¡Ding, Ding, Ding, Ding!" Señaló con la cabeza un árbol y todos nos volvimos hacia él, no había nadie a la sombra del árbol así que me reí triunfante.

--Mira arriba tonta.--Dijo mi hermana, alzando mi mentón.

Allí estaba él, sentado sobre una de las ramas, apoyando su rostro sobre su mano, con su mirada filosa clavada sobre mí. Me sonrojé inmediato, no me había percatado de su presencia y a él no pareció importarle mucho que lo atrapado mirándome.

--Mierda...

Solté un suspiro de fastidio, saque 30 dólares de mi bolsillo y los aplaste contra la mano del líder de mi cabaña.

Ellos solo rieron y continuaron hablando de temas triviales.

. . .

Estaba hablando con los chicos de la cabaña de Hermes, eran los únicos que podían traer productos del exterior de manera no legal y yo quería un abonó especial para plantas que había escuchado que era grandioso, eso ya lo veremos. Los gemelos y yo estábamos apuntó de cerrar el trato, cuando sentí que alguien rozo el dorso de sus nudillos contra mi espalda baja, sentí un escalofrío recorrer mi espalda, di un sobresalto y cubrí la zona luego de soltar un Jadeo de sorpresa.

Mire en todas dirección buscando a la persona que se atrevió a hacer eso, lista para estrangularlo con enredaderas.

Fue cuando vi a Nico di Angelo caminando unos metros de distancia, alejándose de mí, giro ligeramente su cabeza y clavo su mirada oscura justo en mi rostro, como diciendo "si fui yo ¿Qué harás al respecto?", toda mi valentía se fue al diablo en ese instante.

ONE SHOTS|• Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora