18.

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El hijo de Hades.

Advertencia; Este capítulo contiene escenas explícitas.

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—Kali.—Percy alzo la voz para qué se escuchará en la planta de arriba, bajo la mirada a la mesa e hizo una mueca de disgusto.—Tu novio/ novia/amigo/ acosador te envío flores de nuevo.— Bufo con molestia, colocando sus manos a cada lado de su cintura.

Percy escucho a su hermana bajar la escalera a toda velocidad y llegar a la cocina con la respiración agitada.

Los ojos verdes de su hermana centellearon al ver las flores.

Algo se removió en le pecho del hijo de Poseidón, al ver cómo el rostro de su hermana se llevaba de brillos y sus mejillas se tornarán carmesí.

— Gracias por recibirlas.—Kali tomo el ramo de flores entre sus manos.

Era un ramo gigante de girasoles, y se veía jodidamente caro. Y estos ramos gigantes eran enviados todos los días, y para un estudiante universitario sin dinero como Percy le aterraba, pues la única posibilidad de que un campista le diera estos ostentosos regalos a su hermana menor significaba que debía ser uno de los estúpidos niñitos ricos de la Nueva Roma, hijo de alguna familia ridículamente poderosa.

Percy se relamió los labios y miro a su hermana con temor.

—¿No vas a decirme quién es?— Le cuestionó Percy algo ansioso.

— No.— Respondió Kali secamente.—Quizás algún día.—Agrego.

Percy jadeo horrorizado.

— ¿Por qué eres tan cruel? Estoy muy preocupado por ti, necesito saber si sales con una buena persona.— Dijo Percy de forma dramática.

— No trates de manipularme con tu cara de foca.— Kali abrazo las flores contra su pecho.—No te diré nada.

La pelirroja cobriza de piel bronceada y ojos verdes se dio media vuelta y subió a toda prisa por las escaleras.

— Tranquilo, kali sabe por sí misma cuidarse.— Annabeth le dio una suave palmada en el hombro a su novio.

La rubia negó con la cabeza.

— Cuidarse por sí misma.— Corrigió.— Perdón, es la dislexia.

Percy respiro hondo, y puso su mano sobre la de Annabeth.

— Es ingenua, con respeto a las relaciones humanas.— Dijo Percy claramente preocupado.—Tengo que preocuparme, es mi trabajo.

—Eres un buen hermano.—La rubia se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla a su novio.—Cuando se sienta segura te lo dirá ella misma.

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ONE SHOTS|• Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora