Él está ahí. No se cuanto hace que mi mano está en la suya ni sus ojos en los míos. Es como estuviéramos en un duelo y ganara quien antes se apartara, pero no quiero perder. Cuando nos separamos a la vez me doy cuenta de que gran parte de Gran vía está mirándonos. De la vergüenza me giro y sigo andando. Se coloca a mi lado. Y no dice una palabra hasta que yo hablo.
-¿Me vas a seguir hasta mi casa?- Veo por el rabillo del ojo que está sonriendo.
-No te estoy siguiendo, te estoy escoltando.
-No necesito que me escolten.
-Claro que sí.- Dice vocalizando mucho, como si quisiera que me quedase muy claro.- ¿Has visto lo pequeña que eres? Hasta un caniche podría comerte la cabeza de un bocado, no puedo permitir eso. No sé como tus padres te dejan incluso salir de casa, si yo fuera ellos te pondría seguridad extrema.
-¿Por qué dices eso?- Digo exasperada.
-Porque parece que vas a romperte en cualquier momento.- Su comentario sí que me rompe. Se da cuenta de mi expresión.- No quiero decir que...
-Déjalo ya.- Lo interrumpo, mira al suelo. Ahí me doy de las pintas que tiene, con el pelo perfectamente peinado hacia arriba y la piel morena. Los pantalones completamente rotos y una camiseta negra. Su cara de cachorro me hace gracia así que me pongo a su lado y le digo- Es por aquí.
Hablamos todo el camino y me cuenta un poco sobre él, me cuenta que es amigo de Sergio desde pequeños pero que ya no hablan y que a veces le entristece pero que juntos no son buenos para nadie. También me habla de su hermano, se nota que le quiere. Yo le hablo de que conocí a Sergio hace unos meses y que no habla mucho de su pasado, se ríe y dice que él tampoco hablaría.
A los minutos llegamos a mi casa.
-Aquí es.
-Podrías vivir más lejos sabes.- Me río otra vez.- ¿Haces algo mañana?
-No, ¿por...
-Te recojo a las seis. Hasta mañana fantasmita.- Me da un beso en la frente y se va. Antes de que diga nada.
Si pudiera estar más desconcertada ahora mismo lo estaría.
Subo corriendo las escaleras y mi madre ya está en la puerta sonriendo.
-¿Quién era ese?- Dice y me da un codazo.
-No estoy segura.-Digo la verdad.- Pero creo que tengo una cita mañana. Ha sido un poco surrealista.
-Pues era guapetón.- Sé que lo hace para picarme pero es bastante incómodo.
- MAMÁ BASTA.- Se ríe.
Nos tiramos lo que queda de la maravillosa tarde de verano disfrutando a lo bestia con un capítulo de Anatomía de Grey , cada vez que sale una herida y grito se ríe de mi. Cuando llega la hora de dormir le doy las buenas noches y como cada día ella me recuerda que probablemente mañana será mejor que hoy.