10. Lara

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Entro a casa y no hay nadie esperándome. Al final del pasillo hay una luz procedente del cuarto de mis padres. Antes de conseguir abrir la puerta de mi cuarto me llegan las palabras de mi padre.
-No sé por qué haces esto María.
-¿El qué? ¿Darle libertad? Tiene dieciséis años venga ya, todo el mundo sale con chicos a su edad.- Mi madre es ahora la que habla.
-No le conviene.- Mi padre intenta persuadirla, sé que hablan de mi.
-¡Es una persona normal déjala!- Me entremezcló por el aumento de volumen en la voz de mi madre.
-¡No es una maldita persona normal!- me estremezco ahora por las palabras de mi padre.- Una persona normal de su edad quiere vivir. Sale, se emborracha, llega tarde a casa y no de encierra en su habitación durante días sin comer ni hablar...Bueno a lo mejor también sale con chicos, pero soy un padre mi deber es quejarme ante ello.
-No es tan mala idea cariño. - Mi madre se acerca a mi padre y le rodea el cuello con un brazo- Si vieras lo feliz que estaba ayer...
Mi padre repite el mismo gesto con mi madre antes de hablar.
-No quiero que se haga daño María.- Me resulta raro que mi padre llame por su nombre.
-Pero tiene que crecer.- dice mi madre.
Entonces retrocedo, abro la puerta y la cierro de un portazo.
-¡Ya estoy aquí!- Digo.
Mis padres salen a la vez de la habitación con unas sonrisas enormes.
-¿Cómo te lo has pasado, mi niña?
-Muy bien mamá pero voy a ir a dormir que estoy muy cansada.- Le doy un beso a cada uno.
-Descansa pequeña.- Dice mi padre.

La libertad de sus brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora