CAPÍTULO 9 - Una charla cara a cara

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Los escoltaban de vuelta al salón donde comenzó toda la corrida. El grupo de tres mujeres más el nuevo integrante estaban rodeados de soldados que los llevaban de vuelta a la sala.

Claire miraba mientras caminaba de regreso y se detuvo cuando lo vio. Seguía en el suelo, estaba como lo había dejado cuando se fue. Sintió que se le generaba un nudo en la gargarnta con solo ver el cadáver en el suelo, le había fallado y la culpa le invadía todos los pensamientos. Uno de los homres que los escoltaban la empujó y le ordenó que siguiera caminando.

Los hicieron quedar delante de las escalera donde estaba el televisor, y de golpe la pantalla se encendió mostrando la silueta negra del "señor S" otra vez.

-Vaya Vaya, ¿Qué tenemos aquí? Parece que nos encontramos con un grupo privilegiado. Helena Harper, Sherry Birkin, ¿Jake Muller?, eso sí que es una sorpresa, ¿y usted me imagino que es Claire Redfield?

La pelirroja no respondió, se limitaba mirarlo de mala gana.

-¡Que bien! La banda está casi reunida, solo faltan algunos invitados más. Dígame señorita Redfield, ¿no tendrá la amabilidad de llamar a su hermano para que nos una?

-Púdrete imbécil- le respondió enojada.

-Jeje tiene carácter, me gusta- comentó Jake.

-Oh vaya, si esos serán modales. En fin, me alegro de que hayan podido venir a este lugar, no veía la hora de poder conocerlos a todos, y de paso facilitarme el trabajo de eliminarlos.

-No te saldrás con la tuya, sea quien seas- le dijo Claire.

-Lamento que no tengan el gusto de no saber quien soy, me parece algo injusto ya que sé mucho de ustedes, pero me temo que tendré que mantener mi identidad un sereto un rato más.

-Da la cara y muestrate, maldito cobarde.

-Noto cierto enojo hacia mi persona de parte suya, señorita Redfield, ¿acaso es por lo sucedido con el señor Raimond?- le preguntaba S con sarcasmo-. ¿Usted no creerá que la culpa es mía de eso, verdad? Después de todo fue usted quien lo involucró en esto, si hay alquien a quien culpar es usted.

-¡Eres un maldito!- le gritó Claire.

-Ajá, exactamente, soy un hombre maldito que ha sufrido toda su vida, y eso es culpa de las personas que la acompañan, señorita Redfield.

Claire miró al costado a ver el resto del grupo, esperando respuestas. En sus ojos vio nada más que incertidumbre y confusión, podía ver que no sabían.

-¿De qué estas hablando? Nosotros no te hicimos nada- le recriminó Helena.

-Usted no sabe cuan equivocada está. Han estado peleando contra el Bioterrorismo durante años y no han conseguido otra cosa que empeorarlo todo, dejando que personas como yo paguen las consecuencias de su incompetencia. ¡Hacen su trabajo, arruinan todo y se van a casa contentos mientras nosotros pagamos los platos rotos!- había dicho esto último con rabia.

-¡Te equivocas! Nosotros hacemos esto porque queremos lo mejor para el mundo- le recriminó Claire.

-¿Y de verdad creen que lo han logrado? Déjeme decirle algunas cosas de las personas que la acompañan para demostrar mi punto. Por un lado tenemos a su izquierda a la señorita Helena Harper, agente de la D.S.O. y guardaespaldas presidencial.  Nada mal como trabajo excepto que usted debía estar a cargo de la seguridad del Presidente Benford, y no solo dejó que el hombre muriera en Tall Oaks junto con miles de personas sino que también fue partícipe de su muerte a cambio de la vida de su hermana, quien resultó ser otra pobre víctima de su inutilidad. 

-¡Eres un desgraciado!- le gritó la mujer en cuestión.

-¿Quién más tenemos? Ah sí, el joven Muller, un muchacho abandonado por su padre y que no vio mejor oportunidad en la vida que siendo mercenario y trabajando con el grupo insurgente de Edonia, todo un modelo. Quien sabe cuántas personas han muerto por su culpa, aunque era de esperarse este tipo de actitud del hijo de Wesker.

Resident Evil - La CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora