CAPÍTULO 8 - La infiltración

114 15 0
                                    

Marcus finalmente accedió a decirnos el lugar donde trabajaba para estos sujetos. Nos dijo que la seguridad era estricta y solo podían acceder personas con el permiso indicado. Al ser uno de los coordinadores y mentes detrás del proyecto, Raimond tenía acceso a muchos lugares de las instalaciones.

Se pusieron de acuerdo en encontrarse en el lugar a la noche. Eso le daría tiempo a Claire y el resto de las chicas para acercarse a una base del F.B.I. bajo autorización del Estado Nacional. Le habían dado órdenes de asistir a las agentes en el operativo que se iba organizar, tomarían lo justo y necesario y un escuadrón las escoltaría.

Caída la noche las chicas ya estaban en el lugar. Habían aparcado la furgoneta a metros del lugar, una fábrica de zapatos en las afueras de Nueva York que hacía de fachada. Muy debajo de los cimientos era donde se realizaban la construcción de las incubadoras y cualquier otro experimento biológico para luego ser trasladado a otra dirección.

Se encontraban dentro del vehículo mientras un agente del F.B.I. le posicionaba un micrófono oculto a Raimond mientras Claire y el resto se ponían los chalecos tácticos antibalas y recargaban las armas. Incluso cuando se trataba de la parte más fácil del plan, Raimond se mostraba nervioso.

-¿Están seguras de que esto es necesario?

-Sí, necesitamos toda la información posible- le reaseguraba Claire-. Ahora repasemos el plan una vez más: entrarás al lugar y te dirigirás a las instalaciones donde se fabrican las incubadoras, una vez allí nos darás el acceso a nosotras mientras entramos de incógnito. Luego irás a la oficina de tu jefe, si está ahí entablarás una conversación con él y tratarás de sacarle la mayor información posible, si no está, mejor, eso nos dará vía libre para que nosotras hagamos lo que queramos. Trata de no parecer sospechoso, ¿entendido?

-Ya se los dije, él nunca va a las instalaciones, solo sus matones. Cuando hablo con él es por videocomunicador, a una pantalla en negro.

-En tal caso no deberías tener problemas. Tranquilo, esto va a salir bien, ¿okey?

Marcus asintía con la cabeza. Una vez que el agente de respaldo terminó de ajustar el micrófono escondido levantó el pulgar y la miró a Claire.

-Muy bien, es hora de entrar, ¿listo Mark?

-Estoy listo.

.

Caminaba por el salón grande donde había personas preparando zapatillas que luego tiraban dentro de una canasta con ruedas para ser llevadas. Pasaba al lado de esta gente con una maleta en la mano y todo el esfuerzo de parecer sereno. Los nervios lo hacían sudar y a cada rato se limpiaba la frente con un pañuelo que sacaba del bolsillo.

Se frenó delante de una pared de metal grande. Claire y las demás miraban escondidas en las sombras. No parecía haber movivmiento en el lugar, pero algo sucedió. De repente apareció un hombre alto y corpulento, vestía un traje gris oscuro y lentes negros. Se paró en frente de Raimond y lo miró a los ojos. Él no se movía del lugar, solamente se dedicó a poner la mano en el bolsillo izquierdo y sacar una tarjeta que le entregó al supuesto guardia. Éste le dio la espalda y caminó hasta la pared; de la nada apareció un panel en el costado por donde pasó la tarjeta, el aparato mostró una luz verde y como si no existiera la pared comenzó a bajar y desaparecer lentamente, en su lugar había una entrada fortificada.

Raimond caminó hacia la entrada escoltado por el guardia, y al ver que habían tomado distancia y seguía abierta, Claire, Sherry y Helena trotaron hasta ahí y entraron a tiempo antes de que se cerrara.

«Ahora no hay vuelta atrás».

Raimond seguía caminando hacia adelante por el pasillo cuando finalmente terminó y se adentró en una sala aún más grande que la que había en la fábrica. Tuvieron que caminar por un pasillo corto para después tomar escaleran descendientes y ahí caminar otro poco más para darse con el lugar.

Resident Evil - La CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora