CAPÍTULO 20 - Ajuste de cuentas

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-Vamos Claire, resiste- le decía insistente Leon, seguía haciendo presión en la herida mientras ella soportaba todo el dolor. 

En diferentes situaciones Leon sabría qúe debía hacer y no daría ningún indicio de nervios, esta vez fue diferente, ella lo tornaba así.

No prestaba mucha atención a su alrededor, ni siquiera en el hecho de que Simmons estaba detrás suyo con un arma en la mano, libre a la posibilidad de eliminarlo en ese preciso instante, sin embargo era Claire quien ocupaba toda su atención El enemigo miraba la escena divertido al ver que el exitoso agente al que todos elogiaban había perido los estribos.

-Vaya, creí que el agente Kennedy no era de dejarse llevar por las emociones- comentó Simmons sin recibir respuesta a su sarcasmo.

De repente comenzó a toser, al principio fue leve pero luego comenzó a volverse más fuerte. Sentía que se le iba el aire mientras trataba de contenerse tapándose la boca, pero lo que encontró fue sangre en la mano a raíz de la tos. 

Miró a su derecha y salió corriendo hacia la puerta de escape, desesperado trató de acelerar el paso y abrió la puerta corrediza con sus propias manos, logrando que ésta se trabara a mitad de camino.

Claire miró como su enemigo se escapaba mientras ella soportaba un incesante dolor en el cuerpo. Miraba a Leon y lo veía desesperado, sin embargo no podía dejar que el plan fallara por culpa de ella, así que lo tomó del brazo y lo detuvo en seco.

-Escucha Leon... no tenemos... tiempo- le decía entre medio del dolor-. Tienes que... buscar a Simmons.

-¡¿Estas loca?! No voy a dejarte aquí- le reprochó Kennedy.

-No te preocupes... solo... ve... yo estaré bien.

La escuchaba y no se sentía del todo convencido de sus palabras, no podía irse así nomás y dejarla en ese estado, no lo concebía. Sin embargo, también sabía que ella era una mujer aguerrida y difícil de detener, pese a eso la decisión no era fácil de tomar, pero no podía ignorar que ella tenía razón.

-¿Estarás bien sin mí?

-Descuida... soy una Redfield- le respondió con una media sonrisa.

-Volveré, tú quédate aquí- le dijo dando media vuelta, caminó hacia la puerta y desapareció de su vista.

«Pff, como si puediese ir a alguna parte», pensaba tirada en el suelo haciendo presión en la herida.

.

Corría apoyando la mano en las paredes estrechas para mantenerse en pie. La tos se hacía constante pero no de manera fuerte, por suerte la solución estaba cerca y podría relajarse, sin embargo cuando llegó al final del pasillo vio lo único que no quería.

La incubadora estaba hecha añicos, un líquido pegajoso desparramado en el piso y la computadora que regulaba su tratamiento estaba destrozada, el lugar entero esta destruido. La furia y desesperación invadían su cabeza mientras miraba con ojos perplejos el escenario delante suyo.

-No, no puede ser.

-Pues creelo, cariño- escuchó decir una voz femenina al otro lado de la sala.Miró a su izquierda y vio que, apoyada al borde de la puerta que daba a la salida de emergencias, se encontraba Ada Wong.

-Hola Simmons.

-Ada, ¿pero qué... ¡¿Qué fue lo que hiciste?!- le preguntó con furia.

-¿Oh, esto? Me tomé el atrevimiento de remodelar tu pequeña sala, estaba algo anticuada- le decía con una sonrisa pícara.

-¡¿TIENES IDEA DE LO QUE HAS HECHO?!

-Sí, se llama saldar cuentas. Tómalo como un consejo para la próxima vez que quieras usarme para tus sucios trucos.

Resident Evil - La CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora