Donde Solía Haber Metal

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Lisa

Desperté con una ligera confusión, al abrir los ojos una prominente luz blanca me cegó de momento, pestañee lentamente hasta acostumbrarme a la luz y me percaté un poco del lugar, no era conocido, observé más a mi al rededor, las paredes eran blancas y estaban adornadas con algunos cuadros de paisajes y una que otra decoración sobre los muebles, muebles qué eran sencillos y de color café, el aire entraba por la ventana sacudiendo las cortinas blancas, me llevé la mano a la cabeza por una punzada que sentí en ella tocando una venda al rededor de mi frente, tenia un suero en la mano. Estaba en la habitación de un hospital, claro.

Traté de levantarme un poco apoyando los codos sobre el colchón de la cama del hospital pero un dolor en el abdomen me lo impidió, tenia varias heridas al rededor del cuerpo y no me podía mover mucho.

- Vaya has despertado - una chica entraba por la puerta con una tabla en sus manos - Buenos días! - sonrió acercándose a mi.

- Qué fue lo que pasó? Quién eres tú? - pregunté con la garganta un poco seca.

- Tuviste un accidente, por consiguiente una contusión muy fuerte, no creo que recuerdes nada de lo que pasó por ahora - ella revisaba los aparatos a los que estaba conectada, checó el suero e inyectó un líquido en el que supuse era medicamento.

- Me llamo Alisson soy tu doctora -

- Cuánto tiempo llevó aquí Alisson? - pregunté tratando de sentarme en la cama.

- Llegaste ayer en la mañana, llevas inconsciente un día, pero tranquila pronto podrás recordar lo que paso - sonrió mientras seguía poniendo medicamentos a través del suero - será mejor que descanses, llámame si necesitas algo.

La doctora quien era realmente muy dulce me sonrió para así salir de la habitación, sentía un ligero dolor de cabeza y no quería aumentarlo al tratar de recordar que había pasado, supongo que la mejor opción era hacerle caso a Alisson, debía descansar y quizá pronto recordaría algo, tomé un vaso con agua para refrescar un poco mi garganta y así volver a recostarme completamente puse mis manos sobre mi estómago y observé por la ventana una última vez antes de cerrar los ojos.

Todo me parecía como un sueño y sentía que debía despertar a una realidad qué me rompería, algo andaba mal y podía sentirlo, mi mente daba vueltas y aunque trataba de no esforzarme en nada, mi subconsciente me traicionaba, como si inconscientemente tratara de decirme algo aunque no podía dar con la respuesta, suspiré de frustración dejándome vencer por el cansancio, realmente me sentía demasiado agotada para intentar buscar una solución a algo que ni si quiera sabía con certeza.

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Aceleré la velocidad de la lancha para poder alcanzar el bote dónde iba Rosé y el idiota de Rm. Hasta que pude igualarme a un costado de ellos. Como pude me sujete de una cuerda qué provenía de la puerta trasera del bote, me deslicé por ella lastimando las palmas de mis manos pues en mi estado era realmente complicado cargar mi propio peso.

Con cuidado fui observado por los pasillos y ventanas del bote, había al menos 3 guardias cuidando de el en distintas posiciones y yo no contaba con ningún tipo de arma para mi defensa así que sigilosamente entré por el pasillo principal golpeando a uno de los guardias en la nuca con un llave qué encontré cerca del ancla del barco, este cayó al suelo inconsciente y me acerqué a él para revisar sus bolsillos por si tenía algún otro objeto qué pudiera lastimarme, le quité el arma viendo que ésta tenía un silenciador, cargué al sujeto para meterlo a uno de los armarios de la habitación más cercana para evitar sospechas antes de que pudiera encontrar a Rosé.

Entre La Espada Y La Pared // Chaelisa & Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora