Capítulo 11

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Checo salió temprano de su departamento para ir a buscar unas flores y una caja de chocolates para Max.

Bajó por el elevador y llegó al lobby, dónde saludó amablemente al recepcionista.

- Доброе утро  - saludó Checo en ruso.

- Доброе утро - le respondió el recepcionista, que significa buenos días.

- Спасибо - respondió Checo con una sonrisa.

- Пожалуйста - le respondió el recepcionista con una sonrisa.

De algo le había servido ir a clases del idioma hace un tiempo atrás, aunque había olvidado algunas palabras, supo saludar básicamente.

Sergio salió del hotel y buscó una tienda de flores primero.

Rápidamente la encontró y preguntó por el precio del ramo de girasoles.

La chica que atendía era mexicana, así que podía entender fácilmente a Checo.

- ¿A cuánto el ramo de girasoles? - preguntó Checo.

- 10€ - le respondió esta.

- Dame uno - respondió este y le pagó 10€, que serían más o menos $185 pesos mexicanos.

- ¡Gracias! Se despidió el mexicano sonriendo a la chica de las flores.

Después de esto, buscó una tienda de dulces, que tardó un poco más en encontrar pero lo logró.

Los dependientes de esta eran ingleses, así que el mexicano tuvo que hablar en inglés.

- Hi! How much is for a chocolate box? - dijo Sergio.

- It's €5, would it be everything? - dijo la dependiente.

- Let me check, no, I think that would be all - dijo el mexicano.

- Perfect - respondió la tendera.

Checo pagó los 5€ y salió de la tienda para ir de vuelta al hotel, no son antes pasar por algún reloj para Max.

Encontró una relojería a lado y preguntó por el Richard Mille (los mismos que usaban los pilotos de la Scuderia).

- Serían 384,000€, señor, dijo el dependiente, que también era latino.

Checo tenía más de 10,000,000€ en su tarjeta bancaria, así que no titubeó a la hora de comprarlo.

- Dame el reloj, hermano - dijo Checo convencido de comprarlo.

El vendedor se sorprendió por las palabras del mexicano e inmediatamente le envolvió el reloj en una caja de regalo exclusiva de la empresa de los relojes de lujo Richard Mille.

- Aquí tienes - dijo el vendedor - ¿Tarjeta de crédito verdad? - preguntó.

- Así es - dijo Checo con una sonrisa.

- Ya la puede retirar - dijo el otro.

- Perfecto, muchas gracias - se despidió al fin.

Checo se regresó al hotel y subió a la habitación de Max con las manos detrás de la espalda, no quería que Max viera su "pequeño regalo".

Tocó la puerta con una mano y esperó a que abriera este.

- ¿Quién es? - preguntó Max adormilado.

- Soy Sergio, Max, ábreme - dijo este un poco nervioso.

- Voy - dijo el neerlandés.

Cuando Max abrió la puerta, Checo preguntó si podría pasar.

ℭ𝔥𝔢𝔰𝔱𝔞𝔭𝔭𝔢𝔫: 𝔡𝔢𝔩 𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔞𝔩 𝔞𝔪𝔬𝔯 𝔰𝔬𝔩𝔬 𝔥𝔞𝔶 𝔲𝔫 𝔭𝔞𝔰𝔬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora