Por fin llegaron al aeropuerto de Moscú, y Checo seguía adormilado en el avión, puesto que hace no más de 5 minutos había estado durmiendo en el vuelo, así que con una voz bastante débil y dormida dijo:
- ¿Ya nos tenemos que bajar?
- Ya casi - le respondió Horner
- Iré por las maletas en lo que despiertas bien a Sergio, Max - se dirigió Christian al neerlandés.
- De acuerdo - le replicó este.
- Checo, ¿dormiste bien? - le preguntó Verstappen al mexicano.
- Si Emilian, gracias, estaba un poco cansado, así que descansar un poco ahorita si me ayudó - respondió Pérez.
- Me alegra - le dijo Max con una sonrisa. Le agradaba que Checo le dijera Emilian, cosa que si venía de otros pilotos o personas, le molestaba. Pero con el mexicano no era así.
Todo se mantuvo en silencio unos minutos, hasta que las azafatas les dijeron que podían bajar del avión, Horner ya los estaba esperando en la recepción de las maletas, así que se dirigieron hacia allá con él.
Max tenía que ir agarrando al mexicano para que no se cayera, puesto que Checo aún tenía mucho sueño.
El jefe de equipo de Red Bull vio esto y no pudo evitar soltar una carcajada, por lo que le dijo:
- Dormirás otro poco en el hotel, por mientras agarra tu maleta, Sergio - dijo Horner con sarcasmo.
El mexicano entendió esto y se rió junto con Christian.
Max no comprendía que pasaba, pero ver a Checo feliz por algún motivo le llenaba el alma al neerlandés, algo había en esa sonrisa que atrapaba a cualquiera, pero más al campeón del mundo, a pesar de que antes no lo quería ni en fotos, ahora le estaba entrando una etapa de "me caes bien," quiero empezar a comportarme mejor contigo para forjar una amistad.
- Max - dijo el británico - ya toma tu equipaje y vámonos.
Esto sacó a Verstappen de sus pensamientos, y lo hizo ver la realidad nuevamente.
- Voy, voy - dijo el campeón del mundo.
Mientras Max iba arrastrando la maleta, iba pensando en los motivos por los cuáles había odiado al tapatío en el pasado, pero no encontraba ninguno, en realidad solo lo odiaba porqué así le había dicho su papá, no había ninguna razón para odiar a Checo, tenía que hablar así de él para crear lo que llaman "circo mediático", así que cuando se acordó lo que pasó en Abu Dhabi, se dió cuenta de que se había comportado como un total idiota con Sergio, así que por fin que le empezó a caer bien, sabía que era momento de disculparse con él, estaba seguro que Checo no negaría las disculpas.
Contrariamente, Max iba pensando en lo positivo que tenía el mexicano.
- Veamos - pensó el neerlandés.
- Risa, sonrisa, aura, ojos, cabello, mmm, Sergio es casi perfecto, no habría razón para odiarlo. ¿Por qué lo estaba odiando antes de que llegara al equipo? Mierda, me comporté como lo que soy, como un total imbécil.
Una caída de algo (o alguien) sacó a Max de su mente, cuando volteó a ver qué había pasado o quién se había caído, se dió cuenta que era el mexicano por el sueño que llevaba, Max corrió con la maleta en la mano y se apresuró a ir a ayudarlo, Horner ya estaba ahí, y el jefe de equipo de RB se tuvo que aguantar la risa.
Verstappen vio la expresión de Horner y solo le lanzó una mirada con algo de molestia.
- Checo, ¿estás bien? - preguntó Christian. Fue una caída muy fuerte.
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ℭ𝔥𝔢𝔰𝔱𝔞𝔭𝔭𝔢𝔫: 𝔡𝔢𝔩 𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔞𝔩 𝔞𝔪𝔬𝔯 𝔰𝔬𝔩𝔬 𝔥𝔞𝔶 𝔲𝔫 𝔭𝔞𝔰𝔬
Hayran KurguEn el año 2021, Sergio llegó a la escudería de los Toros Rojos. México, feliz de que el piloto que vio nacer logró "dar el paso más grande de su carrera en la F1". Así lo pintaban los medios internacionales y la prensa local, pero más que nada, la p...