°•Capitulo 7•°

401 17 14
                                    


{La "cita"}

Era por la mañana, después de lo que pasó ayer con Kakucho no volví a hablar con él, cuando llegué ya estaba acostado.

Estaba desayunando tranquilamente, un poco de café para poder ser persona y unas pocas galletas.

Empezé a escuchar los pasos de Kakucho acercarse a la cocina y entrar en ella.

-buenos dias- me saludó con voz ronca y dormida mientras pasaba por mi lado.

-buenas- respondí de forma fría y seca.

Kakucho se congeló un poco cuando escuchó eso, estabas enfadada, seguro. La verdad que estuvo dándole vueltas ayer y se propuso ayudarte. No era justo para ti.

Él se sentó frente a ti con un colacao (nesquick o cacao en polvo con leche) y cogió unas cuantas galletas de las que estabas comiendo.

Antes de empezar a desayunar cogió aire y te miró de forma decidida.

-kaori- me llamó suavemente.

-que?- ni lo miré, seguí a lo mío.

-yo... Siento mucho lo de ayer- se disculpó con mirada arrepentida. Yo suspiré y dejé la galleta en la mesa.

-kakucho lo único que quiero es que me ayudes un poco... Entiendo que no tengas dinero y de forma económica es obvio que no me puedes ayudar, tampoco te lo estoy pidiendo- le expliqué de forma serena, él me escuchaba atentamente.

-solo quiero, que de alguna forma, aunque sea mínima, me ayudes en las cosas de la casa- seguí hablando.

-yo te prometo que a partir de ahora te voy a ayudar, de verdad kaori, siento mucho que tengas que cargar con tanto... Ahora, por favor, quiero que compartamos la carga entre los dos- yo lo miré sorprendida.

No sabía si lo haría o no, pero después de estar desde pequeña prácticamente, cargando con todo, alguien me ayudaría.

No pude evitar que se me saltarán las lágrimas.

-n-no llores Kaori- se puso nervioso al verme llorar, nunca he llorado delante suya por motivos personales.

-perdón- llevé mi mano a mis ojos y retiré las pocas lágrimas que salieron de mis ojos.

Él se levantó del sitio y me abrazó.

Yo no pude evitarlo y empezé a llorar más, él me acariciaba la espalda y el pelo con cuidado y cariño.

Me retiró de él y me secó las lágrimas con sus manos, yo aspiré para dentro los mocos, a Kakucho le hizo gracia.

-tranquila es normal desahogarte de vez en cuando o que alguien te escuche- me pasó la mano por el rostro de forma delicada mientras me miraba de forma dulce.

-gracias Kakucho, lo necesitaba- dije un poco más desahogada.

-no te preocupes ¡Tu hermano está contigo!- puso una gran sonrisa, aunque fuese el pequeño, era capaz de ayudarme mejor que muchos de mi edad.

Después de eso el día transcurrió tranquilamente y normal, pero había algo que me preocupaba, mañana.

Tendría una quedada con Shinichiro, yo sola, sin nadie, me daba miedo el no saber qué decirle y que sea todo demasiado incómodo.

Al día siguiente por la tarde, por fin era Viernes, ya termine todos los exámenes, por fin libre.

Pero ahora tocaba sufrir un poquito rayandome la cabeza como ir vestida a la quedada con Shinichiro.

°•Contigo a mi lado•°  Shinichiro y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora