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Estaba en esos días que no me apetecía nada, acostada en la cama y sin moverme mientras que llovía en Londres, y se me juntaba que hacía muchísimo que no veía a Lando.
- Hola - gritó Lando cuando cogí su llamada.
- Hola - dije.
- Uy, ¿qué te pasa?
- Nada, ¿por?
- Eso se lo puedes decir a otro que no te conozcas, pero a mi eso no me vale.
- Tengo un mal día - dije.
- ¿Cómo de malo?
- Pues es que se me ha juntado todo y me ha bajado la regla, ah, y que hace mucho que no te veo.
- Lo siento de verdad, he tenido que hacer muchas cosas por Mónaco.
- Ya lo sé.
Me levanté y fui a abrir la puerta ya que habían tocado.
- Pero no puedo estar tampoco tiempo sin verte tampoco - dijo Lando cuando abrí la puerta, estaba apoyado en la puerta y mirándome con esa sonrisilla.
