Tres ancianas tejes los calcetines de la muerte

208 13 0
                                    

Aquí es donde me doy cuenta que publique el jueves y no el viernes. Así que nadie diga que no soy mujer de palabra. 

Andy 

Percy y yo estábamos acostumbrados a experiencias extrañas. Pero usualmente terminan rápido, esta alucinación veinticuatro/siete era más de lo que podíamos manejar. Por el resto del año escolar, toda la escuela parecía estar jugándonos una gran broma. Los estudiantes actuaban como si la Sra. Kerr (una rubia alegre, que nunca había visto en mi vida), había sido nuestra maestra desde navidad.

De vez en cuando Percy o yo le decíamos alguien algún comentario sobre la Sra. Dodds, solo para ver si se le caía la máscara, pero solo se quedaban mirándonos como si estuviéramos locos.

Casi lograron que les creyéramos.

Casi.

Pero Grover no podía engañarnos. Cuando alguno de los dos mencionaba a la Sra. Dodds, él dudaba un segundo y luego decía que ella nunca había existido. Pero sabíamos que estaba mintiendo. Algo estaba sucediendo. Algo había sucedido en el museo.

Por las noches alguno de los dos se despertaba con visiones de la Sra. Dodds con sus garras y alas. Luego se dirigía a la cama del otro y volvía a dormir. Nos gustaba dormir juntos cuando éramos pequeños, todavía lo hacemos cuando alguno tenía un mal día o una pesadilla. Por eso compartíamos dormitorio en Yancy.

El clima extraño continuo. Lo que no ayudo mucho a nuestro humor. Una noche la ventana de nuestro dormitorio estallo, debido a una tormenta. Pocos días después el tornado más grande reportado en la historia, apareció en el Valle de Hudson, a solo unas cincuenta millas de Yancy. También algunos reportes de aviones pequeños que cayeron en el Atlántico repentinamente este año.

Tanto Percy como yo nos sentíamos irritables y de mal humor la mayoría del tiempo. Nuestras calificaciones bajaron. Me metí en más peleas con Nancy y sus amigos. Y nos sacaron de casi todas las clases.

La gota que colmó el vaso fue cuando Perce llamo a nuestro profesor de inglés, Viejo borracho. Para no quedarme atrás escribí en espray azul unas palabras en la oficina de la Sra. Kerr. Las cartas fueron enviadas el mismo día.

Sinceramente fue una sensación agridulce. 

Es decir, quería estar con mi mamá, en nuestro pequeño apartamento en el extremo este de la ciudad. Incluso si Percy y yo teníamos que ir a una escuela pública y soportar a nuestro odioso padrastro y a sus estúpidos compañeros de póker.

Y aun así... había cosas que extrañaría de Yancy. La vista de los bosques desde la ventana de mi dormitorio. El rio Hudson en la distancia, el olor a pino. La cafetería. Extrañaría mucho a Grover, que había sido un buen amigo, incluso si era un poco extraño. Me preocupaba como sobreviviría sin mí el siguiente año. También extrañaría las clases de torneo del Sr. Brunner y su fe en nosotros.

Los exámenes se acercaban, pero el único examen para el que estudiábamos era para el de latín. Ambos recordábamos las palabras del Sr. Brunner, no sabíamos por qué su materia era tan importante, pero estamos comenzando a creerle.

La noche antes del examen. Percy y yo nos empezamos a frustrar. Las palabras no dejaban de cambiar en nuestros ojos. Al final Percy se rindió y tiro su libro por la habitación, yo opte por echarlo al inodoro. Eso hago cuando me frustro, ¿ok? Después salí para ir a la cafería por un bocadillo. Siempre me calmaba comer chocolate y ese momento lo necesitaba más que nunca. Ahora me arrepiento de eso. 

Percy

Me quede solo en el dormitorio, estaba frustrado y cansado. No había manera en que recordara la diferencia entre Quirón y Charon o Polydictes y Polydeuces ¿Y conjugar eso verbos en latín? Olvídalo.

Los Gemelos Jackson y el ladrón del rayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora