Un dios nos invita unas hamburguesas

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Andy

A la mañana siguiente, 14 de junio, siete días antes del solsticio, nuestro tren paro en Denver. No habíamos comido desde anoche en el vagón del restaurante. No habíamos tomado una ducha desde la Colina Mestiza, pero estoy segura de que eso era obvio.

-Intentemos contactar a Quirón-dijo Annabeth-Quiero decirle sobre la charla de Percy con el espíritu del río.

-No podemos usar teléfonos, ¿verdad? -preguntó Perce.

-No estoy hablando de teléfonos-dijo ella, arrogante.

Vagamos por el centro por aproximadamente media hora, aunque no estaba segura de lo que estaba buscando Annabeth. El aire era caliente y seco, lo que se sintió raro después de la humedad de St. Louis. En todas partes donde pasamos, por las rocosas montañas que juro que me miraban, como una ola a punto de estrellarse contra la ciudad.

Finalmente encontramos un "hazlo tú mismo", para lavar autos. Giramos hacia el puesto más alejado de la calle, manteniendo los ojos abiertos en busca de patrullas. Éramos cuatro adolescentes en un puesto para lavar autos sin un auto, cualquier policía que se ganara bien sus donas sabría que no estabas en nada bueno.

- ¿Que hacemos aquí exactamente? -pregunté, mientras Grover tomaba la maguera.

-Son setenta y cinco centavos-murmuró él-Solo me quedan dos cuartos, ¿Annabeth?

-El vagón del restaurante me dejo quebrada.

Percy y yo rebuscamos en nuestros bolsillos. Nos habíamos repartido el dinero. Percy se quedó con un dracma de oro de Medusa y yo me quede con el cambio que nos quedaba.

-Excelente-dijo Grover-Podríamos hacerlo con una botella de aerosol, por supuesto, pero la conexión no es buena, y mis brazos se cansan de tanto bombear.

- ¿De que estas hablando? -preguntamos.

Él metió los dos cuartos y puso la perilla en "NIEBLA FINA"

- ¿Mensajes instantáneos? -sugirió Percy.

-Mensajería Iris-lo corrigió Annabeth-La diosa Iris, lleva los mensajes a los dioses. Si sabes cómo preguntar, y ella no está demasiado ocupada, ella hará lo mismo para los mestizos.

- ¿Invocas a una diosa con una maguera? -dije, sonriendo.

Grover levantó la maguera en el aire y el agua salió como una gruesa niebla blanca.

-A menos que tengas una mejor idea para hacer un arcoíris.

Con firmeza, la luz del atardecer se filtró a través del vapor y rompió en colores.

Annabeth puso su palma frente a mi hermano.

-Dracma, por favor.

Se lo paso.

Ella levanto la moneda por encima de su cabeza.

-Oh Diosa del Arcoíris, acepta nuestra ofrenda.

Ella tiro el dracma hacia el arcoíris, el cual desapareció en una luz dorada.

-Colina Mestiza-solicitó Annabeth.

Por un momento, no paso nada. Pensé que tal vez Iris estaba muy ocupada con los unicornios que vivián en sus arcoíris. ¿Qué? Si los dioses existen, entonces los unicornios de los arcoíris también.

Entonces mire a través de la neblina hacia los campos de fresas, y el sonido de Long Island en la distancia. Al parecer estábamos en el frente de una casa muy grande. Parado dándonos la espalda se encontraba un tipo con pelo rubio en pantalones cortos y una camiseta naranja.

Los Gemelos Jackson y el ladrón del rayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora