Hyunjin era un huérfano adoptado por un héroe anónimo que le trajo paz por muchos años a Ciudad Gótica, el misterioso Batman. Diez años después de su muerte el joven azabache decide seguir los pasos de su padre y combatir el crimen por las noches.
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Hyunjin se quedó mirándolo, parecía un príncipe en aquel traje elegante, era coqueto, inteligente, misterioso y con un lenguaje corporativo muy estratégico, todo un genio pensó. Y había algo inquietante en la manera en la que comenzaba anhelarlo, no podía despegar los ojos del cuerpo y la sonrisa del menor mientras se metía al auto de su abogado, lo quería para él y movería cielo, mar y tierra por ello.
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La siguiente semana se basó en Hyunjin yendo a trabajar con regularidad a la empresa, lo que se traducía en hacer presencia mientras todos los demás trabajaban. Seungmin había vuelto a su trabajo para fortuna del azabache y Minho parecía mucho menos molesto pues las noches en las que Hyunjin salía a combatir clandestinamente el crimen volvía sano y salvo, solo con uno que otro golpe pero podía justificarlo con ajetreado trabajo en el gimnasio.
Los días pasaron volando hasta el viernes por la tarde cuando gran parte de ciudad gótica se agolpo en la catedral para el memorándum del señor Hwang. Los personajes más importantes dentro de la catedral y el resto de la ciudadanía agolpados en las afueras del lugar, la prensa también llego y no solo para preguntar por la ceremonia conmemorativa sino por la presencia de uno de los candidatos más fuertes a la alcaldía como lo era Seo Changbin y también a la notaria presencia de un nuevo farmacéutico asociado a un medicamento que prometía hacer milagros en gótica, Lee Felix.
—Señor Lee — comenzó una de las reporteras — ¿Qué puede decirnos de la fórmula que está produciendo para contrarrestar los efectos de venenos como los que usaba Poison Ivy?
—Encantado respondería a esa pregunta en otro momento — sonrió amable — Como puede apreciar no es el momento ni el lugar ya que estamos aquí por la memoria del señor Hwang y no por los logros personales de otros — aquello llego a oídos de Changbin quien estaba hablando ampliamente de su candidatura con una emisora radial.
—Tiene razón señor Lee — el más bajo se colocó a su lado dejando su adulación personal de lado — Nuestro único objetivo el día de hoy es hacerle compañía al señor Hwang para recordar el legado que ha dejado su padre.
—No pude haberlo expresado mejor que usted señor candidato — el menor se inclinó respetuosamente — Pueblo de gótica aquí tienen a un verdadero representante de las cosas importantes, el señor Seo Changbin.
Luego de eso y cuando todos estuvieron dentro de la catedral Hyunjin pudo sacar una conclusión, Lee Felix era encantador por naturaleza, venenoso en la medida precisa sin llegar a ser una víbora blanca, o al menos... no una que te mataría de inmediato. Hyunjin lo quería para él, aunque se le fuera la vida en tener al rubio de pecas, él lo conseguiría.
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