─¡Para ti todo es un maldito juego! ─él le dirigió una mirada pesada.
─No todo es un juego. Esto no lo es. No pienso hacerlo porque me parezca divertido, lo haré porque me parece necesario ─sonrió─. Aunque eso no significa que no podría divertirme en el proceso.
─¡Ni hablar! No pienso ayudarte en algo así. Te quiero muchísimo, pero esto no es correcto.
─¡Si ni siquiera me has dejado explicarte el motivo! ¿Cómo carajos vas a saber si es o no correcto? ─contraatacó el más alto, estaba empezando a alzar la voz y eso era raro en él.
─¿Podrían callarse ambos? ─terció una voz. Ambos olvidaron por completo que estaba con ellos─. Nuestro acompañante quiere disfrutar del show. ─añadió mientras sostenía en sus manos un frasco de vidrio lleno de escarabajos y un encendedor.
Se preguntarán cómo llegamos a esta situación, pues para esclarecer dudas, lo mejor sería retroceder un par de días.
Martes, 25 de Julio del 2017.
Estaba sentada en el porche del edificio, con la vista fija en la reja principal mientras que la lluvia caía ahora como un suave rocío matinal. Se dedicó a oir el goteo del agua, que se deslizaba por el techo inclinado hasta caer y formar pequeños charcos sobre el césped de las jardineras.
Me gustan los días nublados. Mucha gente los encuentran deprimentes.
─Cállate un momento, ¿quieres? ─rodó los ojos, hoy no quería oír a la Voz decir estupideces.
Cerró los ojos concentrándose únicamente en los sonidos a su alrededor. El agua cayendo, algunas aves que a pesar de la lluvia trinaban con alegría, una ligera brisa que sacudió las hojas de los árboles, una bocina de un auto que no paraba de sonar insistentemente... Esperen.
─¡Loquita! Despierta de tu trance o llegarás tarde a tu propia graduación. ─el pelinegro tenía abierta la puerta del copiloto, mirándola fijo con sus ojos azules, esperando a que ella se subiera.
Corrió a través del pequeño caminito que le separaba de la reja, pasó la llave en el cerrojo y se abalanzó al auto para evitar que su ropa se continuase mojando con las pequeñas gotas que aun descendían del cielo.
─Te ves más formal que ayer. ─dijo al ver que vestía una camisa, chaleco, corbata y pantalones negros de vestir perfectamente planchados.
─Hoy es un día más importante que ayer. Es el fin de una etapa que marcará el inicio de una aún más significativa en tu vida ─le miro a los ojos y sonrió ─. Además, no estoy vistiendo tan formal, tengo puestas unas Chuck Taylors ¿Trajiste ropa de recambio?
─Sí. Está aquí ─acomodó la pequeña mochila sobre su regazo─. Pero voy a dejarlo en el auto porque no luce en las fotos. ─Gerson puso el auto en marcha.
─No hay problema. Si quieres puedes dejar tu mochila en los asientos traseros ─alzó su vista al cielo tintado de gris─. Si tienes frío puedes usar mi chaqueta, no me molesta.
Salieron a la avenida y durante unos minutos Sofía sólo observaba en silencio al chico a su lado.
─Sé que soy lindo, pero tu mirada persistente me desagrada ¿Qué quieres?
─Estaba pensando en algo sobre ti, nada más.
─Siempre será un placer contribuir a tus fantasías. ─le dio una sonrisa maliciosa.
─Pero-
─Ay, te sonrojaste, qué adorable. ─Sofía apretó los labios, sintiendo que, en efecto, sus mejillas ardían.
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No Estamos Locos, Somos Más Que Eso
Mistério / Suspense"Admite que te da curiosidad, él es como el fuego y tú una incauta polilla".