Viernes, 11 de agosto del 2017.
Una semana. Una semana había pasado desde que le habían dado el alta, y ahora estaba en casa de Sofía. Imposible de creer. Ella le sirvió un moccacino y él lo aceptó con una sonrisa.
Dentro de su retorcida cabeza, solo pasaban ideas y planes de cómo actuar si se le salía todo el asunto de las manos. Aunque tal vez y no pasara nada, y vivirían sus vidas de la mejor manera, se casarían y comprarían un perro. «Y jugaremos, y reiremos con los ratones acróbatas, en nuestra maldita realidad alterna al otro lado de la Puerta Secreta».
Sabía que el pensar que todo iría bien en una relación conformada por una psicótica no tratada y un posible sociopata no funcionaría. Eso solo funciona en las películas y en los libros. Y aquello era la vida real.
Observó a Sofía, casi y hasta le parecía normal, tarareando y moviendo sus pies en una especie de baile desorganizado en la cocina. Ella se percató de que la estaba mirando, le sonrió.
─A veces finjo que sé bailar, me relaja. ─aquello le pareció adorable. Se levantó, dejando su taza en la mesa del comedor y tomó a la chica entre sus brazos. La alzó lo suficiente para quedar a la misma altura.
─Entonces finjamos juntos. Yo finjo que no sé bailar y tú finges que sí, ¿te parece? ─ella le dio un leve asentimiento como respuesta─. Con una única condición: yo seré quien elija la música.
Gerson sacó de su bolsillo su viejo teléfono, el que había tenido antes del que se había dañado, ya compraría uno nuevo cuando toda esa locura acabase. Buscó una de las canciones recién descargadas. Y así fue como empezó a mecerse junto a la pelirroja al ritmo de Lust for Life.
Sofía escuchaba el tarareo del más alto. Una de las cosas que no le gustaban de las canciones en inglés era no saber qué decían, aunque de aquella le agradó el ritmo, las voces con aquella suavidad al cantar y también disfrutó de aquel “baile fingido”.
Sus pies descalzos se movían guiados por los del más alto, y allí se percató de que los pasos de él eran más cortos de lo usual, hasta diría que un tanto pesados. Aún no se recuperaba de la herida del choque, pero era demasiado terco para admitirlo y preferiría actuar como si no pasara nada y tampoco usar analgésicos, porque decía que podían afectar su mente.
─¿Qué te pasó aquí?─ pasó un dedo cerca del pequeño rasguño que tenía cerca de la barbilla, era nuevo, no había sido por el accidente.
─Me corté al afeitarme. ─era verdad. Había estado tan ausente en sus pensamientos que se había distraído y cortado con la hojilla. Luego se había quedado un buen rato viendo como su sangre se escapaba de su cuerpo a través del pequeño corte.
─Debes de ser más cuidadoso. ─algo en su tono denotaba que genuinamente se preocupaba por él. Aún sabiendo que era un adulto que podía arreglárselas bien.
─Sí. ─le dio la razón de forma distraída, así es como había estado los últimos días.
Se siguieron moviendo al compás de la música, imaginándose una realidad diferente. Gerson imaginándose una realidad donde ellos no estaban locos, y Sofía una realidad donde su papá fuera normal. Pero no era más que eso, una imaginación. Porque aquellas eran unas realidades que no existían, y no podían hacer más al respecto. La canción terminó.
─¿Sabes quién es la cantautora de esa canción? ─ella negó─. La misma que dijiste que era muy melancólica para tu gusto; Lana del Rey.
─Aún no te olvidas de eso. ─él rio y negó.
─A mi en lo personal no me gusta Morat, así que me veo en la obligación de al menos hacer que te guste una de las canciones que me gustan a mi.
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No Estamos Locos, Somos Más Que Eso
Mystery / Thriller"Admite que te da curiosidad, él es como el fuego y tú una incauta polilla".