Capítulo 24

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Lunes, 21 de agosto del 2017.

      ─Para los que me extrañaron, ya volví. ─entró por la puerta con chispitas de colores en una bolsa.

      ─Solo te fuiste por... No sé, unos veinte minutos. ─murmuró Jana, concentrada en la forma que le estaba dando con sus deditos a la masa de galletas.

      ─Oh créeme, para algunos podría haber sido más tiempo que ese. ─Gerson sonrió ligeramente, como si supiera un secreto que los demás en la sala no.

       ─Claro... Por cierto, ¿qué has sabido últimamente de esa niña, Sofía? ─preguntó Ransom sentado en una silla del comedor, ayudando a Jana dándole forma a la masa.

       ─Me trae pensando a más no poder. No le he hablado en días, la universidad me tiene hasta la madre, y cuando me desocupo no sé qué decirle, porque me pongo a pensar en que tiene un problema y lo niega.

       »Sé que dije que estaba loca, pero es más que eso; está enferma, Ransom. Su caso probablemente sea grave y ella se niega a aceptar ayuda sin importar qué. Nunca debí hablarle aquel día que fue al consultorio de mi padre; tal vez ahora estuviese medicada.

      ─O tal vez no. Digo, con todo lo que has mencionado, con eso que dices de que vive en negación, probablemente solo hubiera ido una sola vez, eso no es suficiente para lograr ningún diagnóstico y mucho menos para tratar o curar cualquier enfermedad; tú lo debes de saber mejor que nadie.

      Ransom tenía un punto. Una enfermedad mental era aún más delicada y complicada de lo que era una enfermedad de cualquier otra parte del cuerpo. Imagínense lo difícil que era entonces diagnosticar algo que no tenía punto de comparación fijo ya que cada persona es diferente.

      Se sentía cansado. Lo peor es que no sabía tampoco qué tan peligrosa podía ser Sofía, y no por su enfermedad en sí, la gran mayoría de las personas con psicosis son inofensivas; era su crianza y valores inculcados lo que la había convertido en un peligro. Un peligro para todos y para ella misma. Ese era el verdadero problema.

      Miró a Jana unos segundos, pensando en que tal vez la niña le diera un momento de claridad al que sólo se puede llegar con el discernimiento infantil.

      ─Jana ─la niña lo miró─. Si tuvieras un... Amigo, y ese amigo estuviera enfermo de... Gripe, sí, gripe, pero no quisiera aceptar que necesita medicinas ¿Qué harías? ─la niña castaña pareció pensárselo por unos momentos, pese a que su respuesta sería sencilla, quería dejarla bien estructurada. O al menos que se le entendiera.

       ─Bueno... Yo buscaría la manera de demostrarle que necesita medicinas para curarse, como darle ejemplos para que se de cuenta de lo que le pasa.

      ─¿Ejemplos?

      ─Sí. Si tiene gripe, algún síntoma debe de tener. Le haría darse cuenta de que no es normal de una persona sana tener los síntomas.

      Le sonrió a la niña. Habían tenido una idea similar. Los niños tienen buenas ideas, así que le haría caso a Jana. Le habría preguntado también a Jonas, si hubiese estado presente. Otra vez estaba en casa de un amigo por algo de un proyecto de la escuela (probablemente solo estuvieran jugando videojuegos)

      ─Gracias, Jana. Eres una niña muy lista. ─luego de ese comentario, a la niña no le cayó tan mal Ger.

***

       Las cosas se ponían peor; ella lo sabía. Pero se negaba a aceptarlo. Estaba de vuelta en el parque, creía que eso la ayudaría ¿Ayudarla en qué? Sabrá Dios. Amenazaba con llover, más eso poco le importaba. Supo que había llegado al sitio correcto cuando aquella puta alucinacion volvió a presentarsele.

No Estamos Locos, Somos Más Que EsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora