Capítulo XV

2.3K 287 105
                                    

—Y-Yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Y-Yo... Amm... Permiso... – Donatello habló nervioso, tocando con cuidado tu cuello.

Le diste permiso levantando más tu rostro. Tragando saliva nerviosa por si toque tan dulce que te daba. Parecía que tanteaba con nerviosismo, como si quisiera asegurarse de que no pasaría la raya.

—Donnie... – Llamaste, él avergonzado quitó de inmediato y con una increíble rápidez sus manos de ti, nervioso por haberte incomodado.

Suspiraste. Esa situación no te gustaba para nada.

Tomaste sus manos. El rostro de Donatello se puso rojo.

—Puedes tocarme. – Le dijiste.

—P-perdón... Yo no... –

—Sé que tu intención no es herirme y menos pasarme a llevar. Yo te doy todo el permiso de tocarme aquí. – Pusiste sus manos en tu clavícula. —Puedes tocar, no me incómodas. –

Él asintió, está vez, con más confianza. Limpió así entonces tú herida, puso una gasa y la selló para que no se cayera. Tu cuello ahora estaba vendado y listo para que empezara a curarse, por suerte, no era una herida profunda, solo algo superficial. Pero de todos modos Donatello quiso asegurarse con ese trato para evitar que algo pero sucediera.

—Yo... Lo siento... Por lo del otro día. – Murmuró cuando comenzó a revisar tu tobillo. Se veía morado y hasta ese momento, no te habías dado cuenta de que te dolía. —No quería incomodarte, ni tocarte de más... Realmente no quería hacer eso... Yo... Soy... – Quiso seguir, pero se sentía horrible por haber hecho algo que te pusieras incómoda.

Lo vió en tus ojos ese día. Lo vió en tu cuerpo nervioso. Y se sintió como el peor ser que existiese.

Negaste, tomado su rostro para que te viera a los ojos. Sonreiste al ver sus ojos amarillos, siempre has pensado que son hermosos, aunque era una pena que se ocultaran detrás de esos lentes.

—Siendo sincera, no me molestó... Me tomó por sorpresa, fue muy... Amm... Ya sabes... Íntimo ¿Tal vez? Pero no es como si te odiara. No quiero que estemos tan distanciados por eso. No quiero que me evites y que no volvamos a ser como antes. –

—Pero me sobrepase contigo, no deberias...–

—Shh... Déjame hablar, Donatello. – Él asintió, hipnotizado viéndote a los ojos. —No me molestó, no me molesta que me toques, no me incómodas. Está bien, en serio. Quiero que lo hagas, está bien si eres tú. –

Sus manos nerviosas se movieron hasta tus brazos, tomándolos con cuidado.

—¿Y si toco aquí? – Preguntó.

Sus manos viajaron a tus antebrazos. Asentiste, estaba bien, le dijiste.

—¿Y aquí? – Se movieron a tu cintura. Podías ver el brillo deseoso de más en Donatello. No lo negarias, también querías que sus manos siguieran allí. Te hacía sentir increíble. Cómo una extraña euforia que quería hacer chillar de emoción, pero eso lo guardarías en tu corazón.

La Historia De Cuatro Chicos Enamorados TMNT -Bayverse- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora