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[Narra Rouge]

Me acerqué volando muy rápidamente hacia Knuckles. Hacía demasiado tiempo que no lo veía, además de que él podría brindarnos respuestas ya que nos llevamos bastante bien.

—¡Knux, querido! —lo llamé, a la distancia.

Él giró su cabeza hacia mí, pero la volvió a dejar en su sitio, como si quisiera ignorar que estaba allí. Volví a llamarlo, pero no quiso hablar hasta que estuve justo a su lado.

—¿Qué mierda quieres? —el tono de su voz era rudo, y su cara no parecía de muchos amigos—. Recuerdo decirte que no me volvieras a hablar, furcia.

Aquello me pilló por completa sorpresa. La amistad entre Knuckles y yo se basaba en insultos, pero siempre cariñosos, también nos peleábamos entre nosotros, pero nunca, y cuando digo nunca es nunca, me había insultado por mi apariencia reveladora. De hecho, el Knuckles que yo conozco jamás se atrevería a llamarme ninguno de los sinónimos de prostituta.

Estaba molesta y bastante dolida, aquella realidad definiticamente no me gustaba.

—¿Cómo puedes ser tan ordinario? —le pregunté, con las lágrimas a punto de saltar—. Para tu información, soy otra Rouge, ¡no la que conoces! Y además no soy furcia, sólo soy atrevida.

—¿Otra Rouge? Tú te has dado un golpe en la cabeza o algo. ¿Y si eres otra Rouge de dónde eres, eh? —era mi momento de brillar y explicarle todo lo que había vivido hasta allí.

—Yo vengo de un mundo donde Amy es amiga tuya y Sonic salvó Little Planet —le empecé a contar eso y más.

Al principio, Knuckles me miraba con desconfianza, pero al tiempo se fue abriendo un poco más, aunque no llegó a creerme del todo.

—Vas a tener que hacer algo más para que te crea, señorita Rouge —me retó—. Claro, eso si quieres que te cuente cómo es mi mundo y porqué te odio a más no poder.

Se me ocurrió una idea. Podría llevar a Knuckles al pasado y una vez allí me creería. Era un plan perfecto, además de que podría ayudarnos, aunque era bastante riesgoso.

—Ven conmigo, te llevaré al pasado —le ofrecí—. Aunque es peligroso. Si haces algo que pueda alterar en lo más mínimo este futuro, jamás podrás volver, igual que me ocurre a mí.

—Tampoco es como si mi vida me guste —escupió él—. Si me estás diciendo que tu mundo no es dominado por las estatuas de Amy Rose, estoy dentro de cabeza.

Sonreí. Knuckles nos iba a ayudar y eso era fantástico.

Lo agarré por los brazos y volé hacia la plaza de la señal giratoria, esperando que estuvieran allí mis amigos esperando, pero allí no había más que una nota pegada al poste.

"Estamos en el pasado. Cuando llegues, rompe esta nota para que nadie pueda leerla y ven con nosotros. Hemos tenido que huir rápidamente porque nos ha surgido una emergencia.

Fdo. Silver"

Así que se han ido por una emergencia, ¿eh? Pues emergencia o no, necesitaban mi ayuda, así que le pedí a Knuckles que rompiera la nota, y con él aún de mis brazos, volé alrededor de la señal y de pronto todo se hizo de color gris claro, como el cielo de una mañana lluviosa.

—¡No cierres los ojos! ¡Te vas a marear! —le advertí, aunque no me hizo ningún caso.

Amy Contra el MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora