El Hospital

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Después de la larga operación, despierto asustado, veo mi traje en un perchero al lado, sigo mirando todo lo de mi alrededor y encuentro una mesa cerca, veo que encima estaba mi arma, trato de alcanzarla, pero no puedo, hasta que aparece una enfermera con un archivador en la mano, le saludo y pregunto:  
—Muy buenos días, enfermera  
—Muy buenos días, señor Betancourt
—¿Qué me paso?  
—Usted, Jefferson Alfonso Betancourt Sánchez, edad: 36 años. Se operó de urgencia porque tenía una bala en el estómago, afortunadamente llego a tiempo, tiene visitas.   
  
    De repente se abre la puerta y entra un oficial de policía con una libreta en su mano y un lápiz:  
—Buenos días, señor Betancourt, ¿Cómo se siente?    
—Buenos días, oficial
—La verdad, algo desorientado y cansado  
—Muy bien, una última pregunta, ¿Por qué tenía un arma en su bolsillo y una bala en el estómago?  
—El arma es para seguridad propia, tengo los papeles y permisos, la bala es porque estaba caminando y unos tipos que trataban de robarme me dispararon al forcejear.  
  
   El oficial me miro con cara de ¿Señor no tiene un relato mejor?, después me agradece por los datos y promete buscar a los asaltantes, luego se retiró del lugar.   
    La enfermera me miro sonriente y me dijo el doctor, viene en camino, pasaron 20 minutos aproximados, llega un médico que se veía de unos 26 años, me observa y dice:
       — Señor Jefferson, soy el doctor Luis herrera, le informo que afortunadamente pudimos retirar la bala de su estómago, increíblemente su organismo resistió tanto tiempo, bueno debe estar cansado así que lo dejaremos descansar.   
—   Muchas gracias, doctor.
 
      Ya estando solo, me puse a recordar de todo lo que paso, después de un rato me puse a pensar en mi familia, miré fijamente el jarrón que estaba en una mesa y encontré escondida detrás una carta de mi padre que decía:
 
                                                                25/01/2008                Querido hijo:  
  
         Gracias por hacerme el hombre y padre más feliz y orgulloso de este mundo, me enteré de que el dinero que ganabas en tu negocio, lo usas para ayudar a la gente de la calle, personas en hospitales y hogares de paso, te amo hijo, me siento muy emocionado de que por fin todo el esfuerzo que tu madre y yo hicimos rinde sus frutos, espero que te mejores, estoy en Francia junto a mis nietas y tu esposa, no les he contado de que estás en el hospital, yo me entere gracias a un contacto, la enfermera que te atendió es amiga mía, espero que te alivies y puedas vengarte de los que intentaron matarte. 
                                             Atte.
              Tu padre  
 
  Después de leer la carta me sentí aliviado porque mi familia está sana y salva, le hice señas a la enfermera en turno, ya que estaba en otra camilla revisando a un paciente, al acercarse le pido por favor que me traiga el diario de hoy. Me mira extrañada, se retira del lugar, a los 40 minutos después, siento que abren la puerta, miro y era ella con un carrito que tenía una torre de diarios al acercármelos, tomo rápido uno al azar y empiezo a leer las noticias del día.

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