La adopción

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        Trate de dormir después de todo lo que paso, pero no podía porque pensaba todo el tiempo en lo que pudo haber sufrido Agustín hasta que pasaron los días, de la nada mientras miraba por la ventana, veo a un hombre de uno, 30 años, macizo, rubio y con tatuajes aparecer camino a la entrada del hospital, llamo a Agustín rápido para que me diga si conoce a ese hombre, me mira asustado y con voz temblorosa diciéndome él fue quien le hizo daño, luego de escuchar eso, lo miró fijamente y le digo: Llama a la enfermera para que me saquee de aquí, va corriendo en busca de una, a los segundos vuelve y me sacan del cuarto lo más rápido que podían, nos dirigimos al ascensor, estando adentro bajamos, al llegar avanzamos rápido, buscando al padrastro, hasta llegar a la sala de espera, lo busco entre la multitud, lo encuentro conversando con un paramédico, me acerco y le interrumpo en su charla para preguntarle:

¿Tú eres el padrastro de Agustín?

Que si ¿Cuál es el problema enano?

Rápidamente, le doy una patada en la pierna y llamo a los guardias para que le digan a la policía, en cosa de segundos llegan 4 guardias que se lanzan encima del tipo para esposarlo y neutralizarlo, llaman a la policía, a los minutos, llega al hospital una patrulla para llevárselo detenido, después de presenciar eso hablo con el oficial a cargo y le digo:

A ese tipo púdranlo adentro es un peligro para los niños.

El oficial me mira y cuenta de que ya ese hombre tenía causas pendientes por abuso, maltrato y agresiones físicas a mujeres y niños. Luego de escuchar eso me retiro del lugar y voy a la sala de espera, al llegar miré a Agustín y le dije pequeño ya no temas, nadie te hará daño. Me mira y se pone a llorar, me abraza fuerte mientras lo trato de calmar diciéndole ya tranquilo, yo te cuidaré.

Pasaron los días mientras yo seguía en el hospital, cuidaba de él por si necesitaba algo, hasta que en unos de aquellos días, al despertar lo veo triste, me acerco para saber qué le pasa, ¿Agustín estás bien?, ¿Qué pasa?, él me miro con lágrimas en los ojos, llorando me dijo que le informaron las enfermeras, que su madre estaba muerta, ella falleció en un accidente de automóvil cuando viajaba para acá, me miro con los ojos rojos y dijo que no quería irse a vivir con sus tíos, que les tenía miedo, lo miro a los ojos y le dije:Tranquilo, te irás a vivir conmigo.

A los minutos llame a un viejo amigo que es juez, le Conté la historia de Agustín, me dijo con voz segura y firme, que hará todo lo posible para que me pueda quedar con la tutela de la niña y así poder darle todo lo que se merece, (educación, un techo, una vida digna).

Al cortar la llamada lo miré y abrace fuerte, le dije con voz suave que no se preocupe, que no está solo, que yo lo cuidaré, luego tome nuevamente mi teléfono, busque el número de María en la agenda mientras me dirigía a tomar un teléfono de la pared que estaba en la habitación, al llamar a mi esposa le conté todo lo que sucedió con Agustín, me dijo que hablara con nuestra hija para preguntarle si ¿Le gustaría tener un hermanito con quien jugar?, espere un momento hasta que me respondió que sí, que está muy feliz, le agradecí y me fui directo a mi camilla para contarle la gran noticia, pero ambos después estábamos ansiosos de que pasaran los días, me dieran de alta, 10 días después, el doctor Luis aparece y me dice:

Señor Betancourt puede irse hoy, ya que está dado de alta, fue un placer tener a nuestro benefactor más importante en el hospital. Al escuchar eso me levanto de mi camilla y me dirijo a abrazarlo, le agradezco a él y a las enfermeras por tan buena atención que me dieron en mi corta estadía y por su excelente trabajo, una de ella tenía un maletín con ropa para mí, Rápidamente me lo entrega, entonces me dirijo al baño para cambiarme de ropa, al salir me acomodo el terno y las mangas para ver mi reloj Rolex, era las 15:06 pm, salgo rápido del hospital despidiéndome de los guardias y llamo a un taxi, al pasar unos 7 minutos llega un auto negro, me subo y le digo lléveme al hotel "The Tower" tras 15 minutos de viaje llego por fin, el taxista me dice:

OníricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora