Despierto y veo a mi esposa durmiendo tranquila a mi lado, después me siento en la cama para ver cómo está mi hija, afortunadamente estaba bien, durmiendo como un angelito, me levanto y salgo para ir al baño, al entrar al pasillo camino hacia el fondo, abro con mucho cuidado la puerta y veo una ducha en una esquina, una enorme bañera al lado derecho, al lado izquierdo un lavamanos, en otra esquina veo un mueble tipo repisa y debajo el escusado, levanto la tapa y procedo a orinar, al terminar me lavo las manos, me miro al espejo, veo mis arrugas, me saco la ropa y decido bañarme.
Cuando salgo me cubro con una de las toallas y me dirijo a la habitación, al llegar veo a mi esposa despierta, le cuento que hoy iremos al cementerio, ella ve su reloj marca las 8:10 am, se levanta, me da un beso y va a ducharse, me visto rápido, levanto a Agustín, lo visto y después nos vamos a ver a Susi, al llegar toco la puerta y no responde, decido hacer fuerza para abrirla y al estar dentro me voy cuenta que no está, bajo rápidamente con Agustín en brazos por las escaleras, al llegar la veo junto a Gustavo tomando desayuno en una enorme mesa de madera, me acerco para acompañarlos en ese momento aparece una mujer vestida de negro y blanco sirve el té, después se retira.
—Ella es mi sirvienta, mi exesposa ya no me visita desde el día que fue el funeral de mi hija Amanda.
—Oh, lo siento mucho amigo mío.
—Sí, bueno, coman y beban que debemos salir después.
Si esperemos a que llegue María.
—Si tienes razón.
Al decir eso, María baja por las escaleras y llega a la mesa a mi lado para poder desayunar juntos, después de platicar tanto, terminamos de comer, nos levantamos y vamos al jardín, de repente veo a Gustavo adentro de su furgoneta, nos abre las puertas, entramos, encontramos unos sillones, un televisor mini, una mesita y luces, entro al frente como copiloto, al salir del jardín vamos al cementerio, de camino bajo con Gustavo a una florería, al entrar nos atiende una mujer delgada que tenía un rostro muy melancólico, me acerco y le digo:
—Muy buenas tardes
—Muy buenas tardes en que les puedo ayudar
—Necesitamos 11 rosas rojas, de la mejor calidad
—Muy bien, enseguida
La mujer se retira y luego de unos minutos aparece con un ramo enorme de rosas, le miramos asombrados y preguntamos:
—¿Cuánto es?
—Serían 37 euros, ¿Paga con tarjeta o efectivo?
—Tarjeta
Saco de mi pantalón la billetera para pagar el ramo, pero Gustavo me detiene y termina pagando él en efectivo, al pagar nos entregan el ramo y nos retiramos, antes de irme veo un cartel que decía:
"COLOCAR PROPINA PARA AYUDAR A NIÑOS CON CÁNCER".
Al terminar de leer eso me dirijo a la vendedora y le pregunto:
—¿Estas propinas a cuál hospital van?
—Van al hospital Necker de París
Señorita, yo soy dueño de ese hospital —En serio... (empieza a llorar)
—¿Qué sucede?, ¿Está bien?
—Señor Jefferson, mi hijo Anthony está enfermo de Cáncer, ahora mismo está luchando con un cáncer al pulmón, es un pequeño de 8 años.
—En serio, lo lamento mucho
—Señor, apenas me alcanza para comer y mantener este negocio, el tratamiento es muy caro más el valor de los pasajes
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Onírico
De TodoJefferson Betancourt es dueño de un hospital infantil (Necker), perdió a su esposa muy joven por lo cual nunca pudieron tener un hijo, sufre una noche la pérdida de su casa, al intoxicarse con el humo cae al hospital donde empieza a vivir muchas cos...