Una adopción real

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         De repente empiezo a sentir el aroma a frutillas, despierto asustado y enciendo la luz de mi habitación, me doy cuenta de que todo fue una pesadilla, veo a mi lado a mi esposa María, salgo de mi habitación y me dirijo a ver a mi hija para saber si está bien, al entrar veo que duerme plácidamente, después me dirijo al baño del segundo piso, enciendo la luz y encuentro todo normal, veo mi rostro al espejo para después ponerme a pensar en que significo ese sueño, acto seguido abro la llave del agua y mojo mi cara, después la seco con la toalla que tenía mi nombre en letras doradas, al salir me voy a mi habitación, encuentro a María despierta con un rostro preocupado me pregunta:

       —¿Amor estás bien?, te noto raro

      —Mm tuve una pesadilla.

      —Cuéntame ven y acuéstate a mi lado.

        Camino hacia la cama y me acuesto a su lado, siento su brazo detrás de mi cuello y empiezo a contarle todo lo que soñé, mientras le contaba Su rostro cambiaba de risa a miedo, de miedo después asombro y finalmente a pensativo, al terminar de contarle todo, me mira y abraza, posteriormente me dice:

      —Hoy iremos a un orfanato a adoptar a un niño

     —¡¡Que!! ¿En serio?

     —Si amor.

      En la tarde desde ese mismo día, nos levantamos muy temprano con Susi, nos vestimos muy elegantes, a la hora de tomar desayuno tomamos leche, con avena, luego cuando terminamos de comer nos fuimos al patio, había un día hermoso con un cielo precioso, me dirijo a buscar mi auto a al subterráneo, cuando llego veo una camioneta tipo jeep de Toyota, me subo y conduzco hasta la entrada de la casa, toco la bocina, de forma rápida salen Susi y María, al subirse después empiezo a manejar lento, pero seguro mientras recuerdo cosas del sueño, al salir le informo al guardia, me desea buen viaje, después apretó él embriague y paso a tercera, para acelerar, mientras María busca un orfanato en el GPS, al encontrar uno me dice la dirección luego de unos largos minutos de viaje logramos llegar a un orfanato llamado: Una Esperanza De Vida, al bajarme del auto veo la infraestructura del lugar y me doy cuenta de que estaba bastante deteriorada, luego camino hacia la puerta de mi esposa y le abro, después hago lo mismo con mi hija, tomados de la mano los tres nos dirigimos a la entrada principal, al abrir veo a una joven de unos 27 años de edad muy ocupada en un computador, toco la campanita cerca de la puerta, levanta la vista y dice:

      —Muy buenos días, soy Patricia Gutiérrez ¿En qué puedo ayudarle?

     —Muy buenos días, soy el empresario Jefferson Betancourt y mi esposa María Muñoz, junto a nuestra hija Susana, queremos adoptar a un niño.

     —Muy bien... tiene sus documentos al día.

      —Sí, aquí tiene los papeles de mi casa, lo que gano al mes y al año, el valor de mis propiedades, la escuela donde estudia nuestra hija.

      —Muy bien, déjeme revisarlos, espere en las sillas por mientras.

      Nos fuimos a sentar mientras corregía los papeles, empecé a observar mi alrededor, las paredes desteñidas y agrietadas, el suelo con la cerámica rota.

     Al pasar una hora nos llaman y dicen que está todo bien, pueden pasar, acompáñenme. Al seguirla entramos a un pasillo que daba a una puerta donde había un patio muy grande con muchos niños y niñas jugando, empiezo a recorrer con Susi para buscarle una hermanita o hermanito, luego en una esquina veo a una niña de unos 5 años, pelirroja muy parecida a la de mi sueño, me acerco a ella y veo que tiene marcas de dientes por otros niños y moretones, me acercó a la pequeña para preguntarle cómo se llama:

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