Los sueños y la realidad

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      A la mañana siguiente, escucho el caer de una gota a un charco de agua, despierto y veo que estoy en una habitación, no estaba mal, pero era suficiente para mí, mi interrogante era ¿Cómo llegue a ese lugar?, escucho el golpear de la puerta, autorizo la entrada, al abrirse veo a una mujer de unos 30 años aproximadamente, de pelo negro, delgada, piel blanca, ojos cafés, pequeñas pecas en sus mejillas, no era alta, se me acerca con una bandeja que tenía pan y jugo de naranja, me lo pone en la cama y se va.

      Observo detalladamente todo y me restriego los ojos pensando que era un sueño, empiezo a comer, al terminar escucho gritos de una pelea, me levanto rápido de la cama, abro la puerta y salgo a averiguar de donde provenían los gritos, al llegar a la planta baja veo a dos hombres, el primero tenía un arma en una mano y su compañero sacando dinero de la caja registradora, grito que la dejen en paz, al hacer eso me lanzo encima de uno y empezamos a forcejear y golpearnos hasta que escucho un disparo, siento mi mano mojada y veo la mirada perdida de aquel hombre, esas pupilas dilatadas, miro hacia abajo y veo sangre en mi ropa, retrocedo hacia atrás y empiezo a caer al suelo mientras escucho el correr de ambos hombres, me recuerda al inicio de todos mis sueños, pero esto era lamentablemente la cruda realidad, iba a morir, no estaba preparado mentalmente para eso, pero como decía mi abuela:

     — Jefferson, nadie tiene comprada su vida, tarde o temprano dejarás de vivir.

Entre mi mirada borrosa veo a la muerte aparecer con su enorme capa negra, alta e imponente, toma mi mano suavemente, pero de la nada me suelta y se va, al reaccionar estoy en la habitación de la cual salí, trato de sentarme, pero una voz dulce me dice desde la oscuridad que no lo haga, me miro y tenía una venda en mi abdomen, me quede acostado. Se abre la puerta, aparece una joven, en sus manos trae una bandeja con comida, me ordena sentarme y la pone en mis piernas, empiezo a comer, pero antes pregunto:

— Señorita, disculpe ¿Cuál es su nombre?.

— Margaret, mi hermana era la recepcionista y dueña del hotel.

— ¿Dónde está ella?

— Muerta.

— ¿Qué?. ¿Cómo paso?.

— Los hombres, que entraron a robar, accidentalmente uno de esos acciono su arma y la bala salió disparada en dirección a su pecho, con el impacto perforo la caja torácica y atravesó su corazón.

— En resumidas palabras murió de una forma injusta.

— Sí, señor, la policía dice que está investigando el caso, pero no son suficientes las pistas.

— Muchas gracias por la información y mis condolencias.

Pasan los días y poco a poco voy perdiendo el dolor que me atormentaba, entra a mi habitación Margaret y me ve de pie, vestido con mi clásica ropa, me mira y pregunta:

— Jefferson, ¿Se encuentra bien?.

— Si.

— ¿Qué vas a hacer?.

— Muchas gracias por todo Margaret, pero la muerte de tu hermana, no va a quedar impune, iré a saldar mi deuda con ella y cobrar venganza sin importar el costo.

Salgo de la habitación y me dirijo al primer piso, mientras voy bajando por las escaleras no dejo de pensar en lo que paso ese día, antes de llegar al último peldaño camino hacia salida, veo un auto deportivo, me acerco lentamente y trato de abrir la puerta, suena la alarma y escucho desde el segundo piso a Margaret gritar:

— ¡¡Cumple tu trabajo, sin dejar cabos sueltos!!

Al terminar de decir eso, me lanza algo que tenía en sus manos, doy un salto y logro agarrarlo, al ver lo que era, sonrió feliz, me abro la puerta y me subo, acomodo el asiento y enciendo la radio, empiezo a sincronizar canales, escucho a un periodista informar de un grupo de 5 hombres armados cometiendo un asalto en el hotel la Ritz Tower, salgo a toda velocidad para dirigirme al lugar de los hechos, pero de camino no puedo evitar recordar todo lo que paso ese día, como ocurrió, ver el cuerpo sin vida de ella ahogándose en su propia sangre. Vuelvo a reaccionar y me concentro en conducir hacia mi destino, empiezo a acelerar, al llegar a las afueras del hotel veo a un escuadrón de policías cubriéndose desde sus coches, me bajo del auto, acomodo mi cinturón y empiezo a caminar hacia uno de los oficiales, le pregunto datos de los asaltantes, me mira y pide mi identificación, se la entrego, al revisarla, me observa y la guarda e informa del caso, mientras en el fondo se escucha el impacto de las balas y casquillos en el suelo, al terminar la conversación decido entrar al hotel, dos oficiales me siguen para escoltarme, entramos juntos.

Ya dentro veo que había muchos destrozos (Cuadros de arte sacados de su lugar, billetes en el suelo, la caja registradora destruida), doy unos pasos y ordeno a los oficiales dispersarse, subo una larga escalera que daba a las habitaciones del hotel, revisando cada una empiezo a derribar las puertas con fuerza, ya cansado analizo cada parte del amplio pasillo y veo un ascensor, al caminar hacia él, escucho unos disparos, me echo al suelo y empiezo a moverme lentamente hasta llegar, al entrar me pongo de pie y presiono el botón que lleva al último piso, en el trayecto ordeno mi ropa y pelo. Escucho un timbre, se abren las puertas y salgo observando a ambos lado, mientras camino vuelvo a escuchar disparos, pero esta vez más cerca, camino con cautela, al llegar al final del pasillo veo una puerta café oscuro, al girar la perilla, decido entrar, veo solo oscuridad, doy un paso, todo se alumbra, observo con detalle a mi alrededor y veo solo espejos, empiezo a caminar con mucho cuidado hasta encontrar una escalera, al subir y llegar al otro lado, me cubro y veo a 4 hombres en el borde del edificio disparando con sus metralletas, giro mi mirada y veo a uno apuntándome y gritándome salir de ese escondite, al salir, levanto mis manos mostrando que estaba desarmado, escucho pasos detrás de mí, al girarme veo aparecer a los dos oficiales que me acompañaron, escucho un disparo de ambas partes, miro a todos bien, pero al dirigir mi mirada a mi abdomen, veo una mancha de sangre, caigo de rodillas, veo que el enemigo se acerca y me dice:

— No sé quién eres o que querías, pero fue muy ingenuo de tu parte hacer venido hasta aquí solo a morir.

— Tú, maldito, mataste a la única mujer que fue capaz de hacerme sentir querido.

— ¡¿En serio?!, interesante, ahora morirás.

Al escuchar eso, solo cerré mis ojos y mientras cargaba su arma para darme el tiro final, saco de mi espada una daga que tenía y se la entierro con fuerza en su pierna, grita de dolor, escucho disparos y uso su cuerpo para cubrirme de los impactos de bala, desenfundo mi arma y empiezo a disparar hacia los oficiales, ya abatidos, me doy media vuelta y escucho el abanicar de un arma, me cubro el rostro con mi brazo, así amortiguo el golpe, aprovecho el momento y disparo en sus piernas y estómago, después forcejeo y le quito el arma para empezar a golpearle el rostro, al terminar veo que los demás hombres va a buscarme, comienzo a pelear nuevamente con cada uno de ellos, al terminar con el último, lo tomo desde la cintura, lo levanto y lanzo hacia el vacío, al observar hacia el exterior veo desde la gran altura un punto con una muy diminuta mancha roja y varios policías que se coloraron a su alrededor. Ya cansado, empiezo a caminar hacia la salida, pero noto que mi respiración empieza a cortarse y corazón a acelerarse, de la nada siento una puntada muy fuerte en el pecho, lentamente voy cayendo como un balón de basquetbol da sus últimos rebotes en el suelo, ya tendido no entiendo qué pasa en mi cuerpo, lucho para sacarme el chaleco que tenía puesto, pero era imposible, ya mis energías se acabaron, rendido cierro mis ojos esperando que me encuentren rápido, pero al cerrar los parpados, veo esa luz blanca, al final veo la silueta de una mujer, escucho la dulce voz de María.

— Ven cariño, ven, abrázame que te extraño (repetía).

— María ¿Eres tú?

— Si cariño, ven a mi lado.

— ¿Qué es esto?

Cuando llegue a ese cielo blanco e inalcanzable para muchos, logre divisarla a lo lejos, corrí lo más rápido posible donde ella y me lance a sus brazos, me di cuenta de que finalmente morí de verdad, estaba feliz de poder disfrutar la compañía de amada María.

OníricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora