Capítulo 41

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Gregory Karl Sullivan, año 1910, dos días más tarde

Me acerco al medio de la tarima con Anne, Jessica y Nathan atrás y digo mi discurso para todo el pueblo en el día de mi coronación.

-No les garantizo que las guerras han acabado, no puedo mentirles-digo mirándolos a todos-.Pero lo que sí les garantizo es que mientras yo esté con vida aquí nadie pasará hambre ni frio, las mujeres podrán vivir tranquilas por las calles y el toque de queda se acaba hoy mismo-todos gritan en aprobación-.¡No más miedo!, ¡No más! Las muertes que hemos tenido que presenciar duelen y dolerán toda la vida, pero ninguna muerte fue y será en vano-digo limpiando una lágrima-.¡Honraremos sus muertes!-sonrío al recordar a mis padres y a los Warren, mi familia-.Todos los cuerpos desaparecidos serán encontrados para ser enterrados adecuadamente.

Incluido el de Luan.

-El pueblo de Tann Mill ahora es nuestro, pero seguirá llamándose de esa forma porque así lo he decidido. Construiremos edificios, casas, fábricas, escuelas, todo lo que sea necesario, modificaremos estructuras y todos serán bienvenidos a vivir libremente por Tann Mill como se les plazca una vez que unamos ambas tierras.

-¡Larga vida al rey!-un hombre grita en la multitud y todos le siguen.

-¡Sí!

-¡Larga vida!

-¡Te vimos caminar sin tu bastón!-otro de la multitud grita.

-A partir de hoy siempre me verán ocupándolo y no quiero escuchar ninguna conversación acerca de mi pierna ni de las personas que vieron con trajes negros, no me obliguen a castigarlos por ello.

-¡Sí, señor!

Bajo de la tarima con Anne, Jessica y Nathan cuando escucho una voz reconocida diciendo mi nombre.

-Drake-sonrío feliz al verlo junto a su novio.

-Queremos vivir aquí-dice apenado una vez que deja de abrazarme.

-Luan y el señor Robin, ellos...

-Ya lo sé y me odio por no haber estado aquí y haber luchado por mi hermano así como él lo hizo conmigo.

-Lo hecho, hecho está y no debes lamentarte por nada porque nuestra familia será recordada siempre-le aseguro-.Al igual que mis padres.

-Me has hecho tragar todas y cada una de mis palabras, Sullivan-la voz de una mujer se hace sentir a un costado de nosotros interrumpiéndonos.

La miro y me cuesta saber quién es, pero una ampolleta se activa en mi cabeza cuando logro recordarla. Es la chica que me dijo que no lograría mi cometido en una de mis reuniones de hace años atrás en uno de los sótanos del bar del señor Robin.

-Los milagros existen.

-No, Sullivan, el esfuerzo y la fe trae su recompensa y tú eres el vivo ejemplo de eso.

Le sonrío con amabilidad en respuesta y todos subimos por las colinas para ir a casa una vez que dejamos de hablar con las personas de allá abajo. Me detengo unos momentos para pasar por el jardín de la casa de lo que fueron los Adams, me acerco en solitario y toco la banca de madera, la miro y sonrío al recordar mi interrogatorio con respecto al arma de su época.

Recuerdo también sentir su cuerpo desvanecerse entre mis brazos, como dio la vida por mí sin pensarlo más de dos veces, aún recuerdo sus ojos llenos de lágrimas y como luchaba por decirme cada una de sus últimas palabras en agonía.

-Pequeña tonta-niego con la cabeza, pero con una sonrisa en la cara-.Todo te lo debo a ti, ya no habrá nada de qué preocuparse-miro por una última vez la casa y me acerco a mi familia.

Mientras yo esté vivo mi familia vivirá tranquila. Miro hacia el cielo y sonrío.

Lo logré padres...lo logramos.

Limpio una lágrima y tomo la mano de Anne para seguir nuestro camino junto a mis hermanos.

En la puerta de la casa de los Warren se logra ver una silueta de un hombre y me alarmo protegiendo a mi familia con mi arma, pero todo mi cuerpo se relaja cuando le veo su cara.

-¿Luan?

Él está...vivo.

A través del tiempo: El experimento [1] BILOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora