Capítulo 42

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Elizabeth Sullivan, año 2044

Estamos todos sentados en la gran mesa del patio de casa y cuando digo todos es porque estamos todos. Darío con Madeline, Rachel con su esposo e hijo, Camille con su novio, Andrew en solitario, Connal, mamá y papá cuidándo de mis dos mellizos en brazos, mi hermano Axel con su esposa y mis tres sobrinos, Henry y un par de amigos más de Seth. Todos comen felices en sus puestos, otros tiran chistes y yo trato de reírme con cada uno de ellos, pero no lo logro, sé que ya ha pasado un tiempo, pero no logro quitar la peculiar sensación de mi pecho.

-Elizabeth mañana entra a su último año en la universidad-Seth dice en la mesa.

-Felicidades-Camille besa mis mejillas y Andrew desordena mi cabello.

-Gracias-les digo a todos los que me han dado las felicitaciones, pero la verdad es que no quiero volver a la misma rutina de siempre.

-¿Cómo van esas notas?-Rachel me pregunta.

-Podrían ser mejores-Seth se interpone y yo ruedo mis ojos poniéndolos en blanco.

-Perdí el ritmo cuando dejé la Universidad-me defiendo-.Ya lo retomaré.

Todos seguimos comiendo y charlando hasta que Darío habla.

-Dile lo de tus visiones-pero a Madeline esas palabras la hacen sentir incómoda.

-¿Visiones?-yo pregunto.

-Madeline tiene un don.

-No es un don-ella responde.

-Para mí lo es...a ella le vienen imágenes de lo que tiene que ocurrir o va a ocurrir.

-No funciona así Darío, lo sabes.

-Explícanos entonces-insiste y a ella no le queda más remedio que contarnos.

-Desde que nací tuve visiones al dormir sobre cosas sin sentido para mí-ella luce más que incómoda.

-¿Puedes contarnos una?

-La única predicción que me dijo fue sobre quien ganaría el partido del viernes pasado, pero no la adivinó-Darío cuenta extasiado-.Eso no quita lo grandiosa que es...cuéntales sobre el hombre de tu profecía, la otra noche la oí hablar entre sueños y escuché que hablaba sobre un niño que luego se convertiría en un fuerte hombre, al principio dije, esta chica me está engañando claramente, pero luego otra vez habló sobre ese mismo hombre y sobre una rara profecía.

-Darío-Madeline le interrumpe-.No es algo de lo que me guste hablar, prefiero pensar que solo es cosa de mi mente que no está funcionando bien-ella le echa una mirada de no volver a confiar más en Darío

Todos notamos lo incómodo que es para ella el hablar sobre lo que le pasa porque sabemos lo reservada que es, así que decidimos de forma natural seguir con la comida normalmente.

-¿Quién quiere postre?

Y así se nos fue el día hasta que uno por uno se fue yendo a sus correspondientes hogares.

Al día siguiente me preparo para ir a la universidad. Bajo por las escaleras con mi mochila y mi botella de agua, estoy a punto de irme, pero Seth me toma del brazo antes de salir.

-¿Qué pasa?-pregunto sorprendida por su actuar.

No dice nada y mi vista recae en su mano cuando la lleva hacia su bolsillo para sacar algo.

-No quise decírtelo antes porque en esos momentos estabas muy dolida emocionalmente, pero Gregory me dio esto antes de que yo regresara-abre su mano para entregarme el reloj de Gregory-.Él me pidió que te lo entregara a ti.

-¿Por qué me lo entregas ahora?-digo tragando el nudo de mi garganta.

-Porque quiero que cuando te sientas mal toques el reloj de Gregory y recuerdes tu momento más fuerte, justo así como lo era él y puedas con todo en esta vida. Él me dijo que tenías razón, que siempre hay otra alternativa-Seth termina de decir y yo limpio una lágrima que no pude contener-.Te amo, Elizabeth-besa mi frente-.¿Por qué no mejor faltas a la universidad y te quedas conmigo todo el día?

-Debo ir-le respondo sin ganas de hacer lo que me pide.

-¿Segura que no quieres que te vaya a dejar?

-Nos vemos-me acerco para besar sus labios, pero no se siente de la misma forma en la que solía sentirse. Me marcho de ahí para irme directamente hacia el manicomio para entrar y buscar a una persona en específico. Lo investigué todo y sé que él se encuentra aquí.

-Venga por este lado-una amable señora me lleva hacia donde él cuando pregunto por su nombre.

Está de espalda cuando lo veo.

-Martin Sullivan-digo su nombre y él da media vuelta para verme.

La esquizofrenia y el Alzheimer lo están matando lentamente.

-Soy una vieja amiga de tu padre.

-Mi padre solía decir eso, siempre hablaba de la chica Adams que ayudó a su hermano...la pequeña tonta Elizabeth-me mira sonriendo.

Yo le sonrío igualmente, pero él deja de hacerlo de un momento a otro.

-Nunca entendí por qué él siempre decía Emma en vez de Elizabeth, se confundía-me explica-.Él siempre me contaba de lo agradecido que estaba Gregory con ella-se sienta en el pasto moviéndose en adelante y hacia atrás tirando un poco de su cabello.

Me arrodillo ante él y quito su mano de su cabeza para que no siga haciéndose más daño.

-Oh, no-dice alarmado-.Pero él está muerto, mi padre Nathan está muerto, mamá Lía está muerta, hermana Tabata, tío Gregory, tía Jessica también lo están, oh, no-dice alterándose aún más-.Tía Anne también lo está-trato de calmarlo, pero me cuesta-.Tío Drake...tío Luan-solloza emitiendo un fuerte ruido al recordarlos a todos.

-Ellos están en un mejor lugar-trato de calmarlo y miro el reloj que tiene enganchado en su chaleco. Intento quitárselo, pero él me golpea la mano enojado.

-Esto es de mí propiedad-se aleja de mí gateando, pero yo me acerco para enseñarle el mío.

-Mira-se lo muestro y él me mira con inseguridad-.Tengo el mismo.

-Tío Gregory me lo dio.

-Lo sé.

-Tú no estabas cuando me lo dio.

-¿Puedo ver qué hay dentro?-pregunto ignorando lo que acaba de decir.

Tomo su reloj con cuidado cuando veo que no me hará nada y lo abro.

Cuando tu mente se encuentre repleta de demonios alimentándose de tus pensamientos recuerda una cosa, siempre habrá algo que te ilumine el camino, siempre y cuando tengas fe de que todo va a estar bien.

Gregory Karl Sullivan.

Gregory talló otro de sus relojes y ahora con una nueva frase.

Martin me lo quita y lo cuelga otra vez en su chaleco.

-¡Sí!-de pronto Martin grita muy cerca de mí-.Eso fue lo que dijo tío Gregory antes de morir de viejo, ellos están en un mejor lugar, ¡Sí!-grita emocionado, sonríe y se levanta del suelo para saltar de alegría-.¡Ellos están en un mejor lugar!-Martin sigue diciendo y se aleja de mí para irse a jugar con el pasto de enfrente.

Limpio una lágrima antes de salir del manicomio para dirigirme hacia la universidad a seguir con mi vida. 

Ellos ya no forman parte de mi vida, solo fueron una linda ilusión, una de la cual estaría siempre dispuesta a volver a cometer.

Fin.

A través del tiempo: El experimento [1] BILOGÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora