Capítulo 2

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No hago nada más que pensar en mi madre. Llevamos días peleadas ya, y no veo que ella vaya a cambiar de opinión. Además, mi padre tampoco ayuda, porque cómo no, está del lado de mi madre... Ayer al menos tuve parte del día libre, que lo iba necesitando. Bueno, no porque me lo hubieran dado, sino porque me lo tomé yo misma. Estaba harta de pelear y del agobio en la cocina, y me marché. Puede que no fuera una decisión muy acertada, ya que después de irse Pepe, es todo un poco caos en el restaurante, pero ya estoy cansada de todo.

Creo que necesito tomarme algo de tiempo para mí. Entre lo del puesto de jefa y el temita de Paolo... Que, a ver, con Paolo pasar no ha pasado nada, simplemente estoy agobiada. Bueno, mejor dicho, me tiene agobiada él. Parece que no entiende que solo somos follamigos, al parecer ese término le cuesta bastante pillarlo. Anoche cenamos juntos después de marcharme, ya que me vio bastante mal y decidió invitarme a comer algo rico en su casa. La verdad es que Paolo es un apoyo enorme en mi vida, y no sé qué haría sin él. Siempre está ahí para todo lo que necesito y se preocupa muchísimo por mí. He de decir que no sé cómo habría superado lo de mi abuelo si no fuera por él, ha tratado el tema con mucha delicadeza e intentando no presionarme a la hora de hablar sobre ello, lo cual le agradezco mucho. Aun así, después de cenar, una cosa llevó a la otra y... acabamos acostándonos. No es que esté agobiada por eso, justamente eso me relajó más que otra cosa. Sino, por la conversación que tuvimos después.

- Tú y yo hacemos muy buen equipo, ¿eh? – preguntó Paolo, estando los dos tumbados en la cama.

- La verdad es que sí. – respondí.

- Y no solo en la cocina...

- ¿Te refieres a en la cama?

- Bueno, no solo en la cama... lo nuestro no solo se basa en eso, ¿no? – me dijo acercándose a mis labios.

- ¿A qué te refieres? – dije dándole un corto pico en los labios.

- Pues que tú y yo somos más que eso, Luz.

- Paolo, ya sabes lo que pienso al respecto de lo nuestro...

- ¿Qué piensas?

- Pues que solo somos, pues eso... follamigos.

- En España les gusta mucho poner nombres raros a las relaciones, eh. – me dijo acompañado de una pequeña risa.

- Es que lo nuestro no es una relación, Paolo, ya lo sabes.

- ¿Y entonces qué es lo nuestro?

- Pues eso, amigos que follan. Ya te lo he dicho mil veces Paolo.

Sé que le dejé hecho una mierda, pero después de esta conversación lo que hice fue vestirme y marcharme de su casa. Lo que me faltaba ya, como si no tuviera bastante con lo de mi abuelo y lo del restaurante, le sumamos a Paolo hablando sobre las relaciones. Ahora solo quería desayunar tranquilamente unas tostadas con mermelada e irme a trabajar.

- Buenos días. – dije al salir de mi habitación y ver a mis padres en la cocina desayunando.

- Buenos días, anoche llegaste un poco tarde, ¿no? – preguntó mi padre.

- Papá, lo de hacer de guardia civil aquí en casa no, eh.

- Vale, vale. Menudos humos de buena mañana. Solo quiero saber si va todo bien. – respondió.

- Estupendamente. – dije con una sonrisa forzada mirando directamente a mi madre a los ojos.

- Te veo con muchas ganas de desayunar, ¿vas a algún sitio? – pregunta mi madre.

Éxtasis #LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora