Capítulo 28

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Ambas nos volvimos con mi padre en el coche después de salir de comisaría. Se comenzaba a respirar una especie de tranquilidad en comparación con el viaje de ida, ya que Ainhoa por fin había conseguido interponer la denuncia contra su ex marido, y mi padre había estado a nuestro lado haciendo que todo fuera más sencillo y cómodo. En momentos como este, me ponía tremendamente feliz que se dedicara a esa profesión.

Hablé con Ainhoa antes de salir de comisaría, y ambas estuvimos de acuerdo en vernos más tarde. Mi padre, dejó a Ainhoa en la puerta del hostal y ambos nos dirigimos hacia casa. Antes de bajar del coche, tras quitar el contacto del vehículo, noté cómo mi padre se quedaba quieto en su asiento. Me giré para mirarlo, sin entender a qué estaba esperando para bajar del coche.

- ¿Qué pasa, papá? - pregunté, esperando una respuesta ansiosamente.

- A mí nada, ¿y a ti? - no entendía a qué se refería.

- Yo estoy perfectamente...

- Luz... - intentó que hablara, arrastrando la última letra de mi nombre.

- Vale, a lo mejor algo sí que me pasa - hice una pausa, y me giré de nuevo para mirar a mi padre fijamente -. ¿Qué va a pasar con nosotras? - pregunté con miedo.

- ¿A qué te refieres? - parecía sorprendido por mi respuesta.

- Pues... que Ainhoa por fin ha denunciado a Hugo, sí. Pero no hay nada claro entre nosotras, y estoy cagada de miedo, papá.

- ¿Crees que lo que haya entre vosotras puede cambiar a raíz de la denuncia?

- ¿Puede? No sé - suspiré -. Lo he estado pensando, y Ainhoa ha sufrido mucho con todo esto de Hugo. No sé si está preparada para ir más allá con una nueva persona. Conmigo - dije mostrando todo el miedo que escondía dentro de mí.

- ¿Habéis hablado de todo esto?

- La verdad es que no, mucho tiempo no hemos tenido, con todo lo de la denuncia... Entre nosotras hemos estado muy bien estos días, pero no sé qué puede depararnos en un futuro no muy lejano.

- Pues eso es lo que tenéis que hacer, Luz, hablar. Entiendo que tengas dudas, después de todo lo que ha sufrido Ainhoa en una relación es lo normal. Pero sólo hay una forma de saberlo, preguntándole a ella y aclarándolo todo - acarició uno de mis brazos, mientras me miraba con una media sonrisa.

- No sé si estoy preparada para escucharlo - desvié la mirada.

- Ya no es el hecho de estar preparada o no, cariño, sino de conseguir estar bien contigo misma.

- Gracias, papá. No sé qué haría sin tí - me acerqué a él, y le di un abrazo.

Ambos subimos hasta casa, donde directamente me marché a mi habitación para poder descansar. Después de lo poco que había estado durmiendo estos días y de todo lo que había pasado hoy, estaba destrozada. Me puse el pijama a pesar de ser las 12 del mediodía, e intenté conciliar el sueño. Esta vez, por suerte, Hugo no apareció en mis sueños después de haber sido rutina durante los últimos días. Y lo agradecía.

Me desperté a las cinco de la tarde, desorientada, y me sorprendí el mirar el reloj y ver la hora que era. Ni si quiera había comido, al parecer, necesitaba descansar demasiado. Abrí un poco la ventana para ventilar la habitación y salí de ella con el móvil en la mano, aún si mirar si tenía alguna notificación. Aunque he de admitir, que en mi interior, deseaba tener un mensaje de cierta pelirroja.

Cuando salí al comedor, me sorprendió no ver a mi padre, ya que era quien me había traído a casa, pero supuse que le habría surgido algún caso y estaría trabajando. El pobre hacía demasiadas horas, no sé cómo aguantaba tanto. Hoy era mi último día libre, al igual que Ainhoa que había estado de baja tras su "encontronazo" con Hugo y su visita al hospital. Por eso, mi plan era descansar y quedar con ella más tarde, ya que no paraba de darle vueltas a la cabeza a la conversación que había tenido con mi padre en el coche.

Éxtasis #LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora