Habían pasado un par de días desde que tuve aquella conversación con Ainhoa, y, por suerte, no había habido ningún encontronazo más con Hugo. He de decir que yo, al menos, seguía cagada de miedo, y Ainhoa, por mucho que intentara ocultarlo, también lo estaba.
Ainhoa había decidido por fin denunciar a Hugo, y aunque era una acción que me llenaba de orgullo, también me provocaba un gran número de miedos. Miedo a no poder estar a su lado de la manera en la que ella me necesite. Miedo de no estar a la altura. Miedo de perderla.
Al fin y al cabo, lo nuestro no había sido un camino fácil, y cualquier cosa que pudiera amenazar el poder estar junto a ella, me provocaba pánico.
Me había dado cuenta de lo mucho que Ainhoa significaba para mí, y no podía imaginar mi vida de ahora en adelante sin tenerla a ella a mi lado.
Llevaba un par de días durmiendo fatal, me despertaba cada dos por tres teniendo pesadillas con Hugo. ¿Cómo era posible soñar con una persona a la cual ni si quiera has visto en persona? Ainhoa me había enseñado un par de fotos, pero aun así, era imposible deducir lo retorcido que podía llegar a ser sólo con eso. Un sueño que se repetía una y otra vez: yo estaba con Ainhoa tranquilamente en su habitación del hostal, cuando de repente aparecía una forma extraña y oscura, con unas manos gigantes, que cogía a Ainhoa y se la llevaba lejos de mí.
Cada noche se ha ido repitiendo cada vez más, lo que provocaba que a veces incluso no quisiera irme a dormir por miedo a lo que podía encontrarme en mis sueños. Me sentía como si estuviera siendo torturada por alguien a quien ni si quiera conocía.
Hoy trabajaba en el turno de comidas, y menos mal, porque para variar, no había descansado prácticamente nada. De manera que, poder intentar dormir un poco más, no me vendría nada mal. Aun así, me desperté con tiempo suficiente para poder desayunar tranquilamente, y ahí, me encontré con mi padre, la única persona que seguía en casa, al parecer.
- ¿Hoy no trabajas? - pregunté al verlo, ya que no era común que estuviera por casa a esas horas.
- Estoy trabajando en un caso y me acosté tarde, hoy he podido permitirme el lujo de entrar a trabajar un poco más tarde.
Asentí con un leve sonido y continué tomándome mi tostada con mermelada de arándanos y queso, ignorando la presencia de mi padre y pensando en mil cosas a la vez. Todas relacionadas con Ainhoa, claramente.
Se acercó al sofá y se sentó a mi lado, de manera despreocupada. Comenzó a comerse su tostada y poco a poco fue dando tragos a su taza con café, acompañándolo de unos leves movimientos en la taza con la cucharilla, haciendo un ruido un tanto molesto.
- Por cierto, ¿qué tal está Ainhoa? - preguntó, sonando preocupado.
- Bien, bien. No te había dicho nada, pero finalmente ha decidido denunciar a Hugo - sonreí -. De hecho, iremos mañana a comisaría, seguramente.
- No sabes cuánto me alegro, cariño. Es la mejor decisión que podía haber tomado - acarició mi hombro.
Esbocé una sonrisa falsa, forzada. ¿Realmente era la mejor decisión que podía haber tomado? Aunque al principio tenía muy claro que lo era, cada vez tenía más dudas. Ya que, aunque podía ser bueno para ella, denunciar a Hugo también podía traer muchas consecuencias para Ainhoa, consecuencias para nosotras. Estoy completamente a favor de que las víctimas de violencia de género se enfrenten a sus acosadores y les denuncien. Pero, puede que no lo estuviera viendo con los mismos ojos ahora que formaba parte de ello.
Estaba muy preocupada por Ainhoa, y tras saber lo que Hugo era capaz de hacer, eso no hacía que mis dudas desaparecieran. ¿Y si... todo empeoraba tras la denuncia? Eso no podía ser posible, ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Éxtasis #Luznhoa
FanficLuz, una de las trabajadoras del restaurante del Hotel LaSierra, se encuentra en una encrucijada amorosa con Paolo, uno de sus compañeros. Además, pertenece a la familia dueña del hotel, lo cual no hace que las cosas sean más fáciles para ella. Pare...