Punto de vista de Ainhoa
Llevábamos toda la mañana dando vueltas por Ikea, buscando los primeros muebles para el piso. Ya que, había sido todo tan precipitado que aún no tenía nada comprado. Menos mal que dejé de comportarme como una gilipollas, y quedé con Luz en venir hoy para ver qué encontrábamos. Porque la verdad era, que estábamos pasándolo en grande.
Me había dado cuenta de lo poco que teníamos en común a la hora de elegir este tipo de cosas. Luz es una persona a la que le gustan mucho más los colores fuertes, que haya color por toda la casa. Por mi parte, en cambio, soy más de colores básicos y más cálidos.
A la hora de escoger el sofá, Luz había encontrado uno color rojo, que decía que era perfecto para mi salón.
A mí, casi se me salen los ojos de las órbitas al verlo. ¿Podía ser más cantoso? Yo había preferido un sofá color blanco, simple. Luz se había defendido diciendo que el blanco era muy sucio (tenía toda la razón del mundo), así que finalmente, aunque a ella seguía pareciéndole demasiado soso, escogimos uno de color gris oscuro.
Lo mismo nos pasó escogiendo las sábanas de la cama. Luz optaba por dibujos alegres y extravagantes, mientras que yo prefería algo más sencillo. En este caso, fui yo quien salió ganando.
Podía parecer una tontería, pero me encantaba pelear con ella por unos simples colores. Se ponía súper graciosa cuando se enfadaba y estaba en modo cabezota, y a mí, se me ablandaba el corazoncito y me dejaba llevar por sus gustos en más de una cosa.
Estuvimos toda la mañana sin parar, pasando por Ikea y por algunas tiendas de electrodomésticos. Aprovechamos para hacer una parada para comer y así poder descansar un poco del trote que llevábamos. Comimos un par de hamburguesas rápidas y nos dirigimos a una tienda de Madrid que estaba especializada en cosas de cocina. Ese sitio era el paraíso, literalmente. Encontramos los mejores utensilios. Allí, no tuvimos tantas diferencias a la hora de escoger las cosas, y menos mal, porque podríamos habernos tirado allí años. Quedábamos alucinadas con tantas cosas distintas, que ni si quiera sabíamos que existían. Y, teniendo en cuenta, que la cocina es nuestra pasión, no pudimos resistirnos a más de un utensilio.
Para ambas, la cocina era el elemento más importante de la casa. Por eso, estuvimos allí casi toda la tarde.
Ya de vuelta, en el coche de Luz, hablamos del tema que me estaba volviendo loca por dentro: la cena con sus padres.
Aunque intentara disimularlo, llevaba todo el día hecha un manojo de nervios. No es que fuera mi especialidad lidiar con la familia de mi pareja, literalmente. Y además, sabiendo lo que ya opinan sobre mí de primeras... no pintaba muy bien la cosa.
Aun así, agradecía muchísimo que Luz estuviera intentándolo para conseguir que sus padres me quieran al menos un poquito de lo que la quieren a ella.
- ¿Estás preparada para esta noche? - preguntó, mirando la carretera mientras cogía el volante con fuerza.
- ¿Quieres que te sea sincera?
- Claro - me miró.
- Estoy al borde de un infarto.
- Pero mi amor... si estoy segura de que va a ir genial. En cuanto mis padres te conozcan, les vas a encantar.
- No es que las tenga yo todas conmigo, Luz. Ya sabes lo que piensan sobre mí - empecé a ponerme más nerviosa, recordando la conversación de ayer.
- Eso es porque no te conocen. De verdad, no te agobies tanto con todo esto, que ya verás como te adoran.
Y yo quería creerme las palabras que me decía. Pero me era imposible. Lo era, porque ya me conocía a este tipo de personas. Personas que fingen que les caigo bien, y son cordiales conmigo, aunque la realidad sea que piensan que tengo una mala vida que no puede venirle nada bien a los que me rodean.
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Éxtasis #Luznhoa
FanficLuz, una de las trabajadoras del restaurante del Hotel LaSierra, se encuentra en una encrucijada amorosa con Paolo, uno de sus compañeros. Además, pertenece a la familia dueña del hotel, lo cual no hace que las cosas sean más fáciles para ella. Pare...