Punto de vista de Luz
No podía dejar de pensar en lo que había pasado anoche. Sí, puede que llevara unas cuantas copas de más y eso hiciera que me envalentara un poco, pero ese no era el caso de Ainhoa; ella estaba completamente en sus cabales cuando ocurrió lo que tanto ansiaba: ese beso.
Puede que ahora comenzaran a cuadrarme un poco más las cosas. Cosas, como el hecho de que me sintiera siempre tan despegada de Paolo, y tan atraída a Ainhoa. Yo, nunca había estado con una mujer, ni si quiera había pensado en ese hecho hasta hace un par de semanas, desde que empecé a conocer a Ainhoa un poco más. Mientras estaba con Paolo, sentía que todo era monótono y me ahogaba en un vaso de agua. En cambio, con Ainhoa, tenía ganas de lanzarme a ese vaso y tenía claro que, en este caso, sería capaz de nada sobre él con creces. Aun así, no sabía si Ainhoa también estaba dispuesta a lanzarse al mismo vaso de agua. Después de lo de anoche, lo lógico sería que sí, pero al igual que no dejo de pensar en lo bonito que fue aquel momento, tampoco dejo de pensar en el miedo que tengo por la reacción que ella pueda tener. Le gustó, ¿no? Pero... ¿tanto como a mí? Quiero decir, sabía dónde me metía y que a ella le gustan las mujeres, pero puede que solo haya sido un simple entretenimiento para ella. Ahora mismo, sentía tantas dudas y tenía tanto miedo...
No sé ni cómo voy a comportarme cuando vaya mañana al servicio. ¿Cómo la saludo? ¿Qué hago? Además, iba a ser un poco incómodo que la primera vez que nos viéramos tras el beso fuera en el trabajo. Por eso, decidí coger el móvil y mandarle un mensaje para ver si podíamos vernos hoy. Necesitaba hablar con ella y poder aclarar mi cabeza que no dejaba de darme vueltas.
Luz: Holi Qué tal va la mañana post-fiesta? – una vez mandé el mensaje, bloqueé corriendo la pantalla al ver que estaba en línea.
Ainhoa: Hola! Pues es lo bueno de no beber, que tengo menos dolor de cabeza del que tienes tú, seguro – respondió rápidamente.
Luz: Por suerte no suelo tener resaca, así que estoy perfecta – tras ese mensaje, vi cómo había leído el mensaje, pero sin responder, de manera que decidí mandarle otro.
Luz: ¿Te apetece... que nos veamos hoy para comer? – dije con miedo.
Ainhoa: Hoy me viene un poco mal, la verdad. Ya nos vemos mañana en el curro
Y ahí finalizó nuestra conversación, ya que no tuve valor para contestarle por el miedo que me entró en el cuerpo tras ver su negativa al hecho de quedar. Tras leer su último mensaje, se me aguaron los ojos, y cayeron un par de lágrimas de ellos. Comenzaba a pensar que, tal vez, tenía razón y para ella no significó tanto como para mí. Yo, me moría de ganas de verla. Ella... tenía mejores cosas que hacer. Comencé a sentirme como una completa imbécil por pensar que realmente podía pasar algo entre nosotras más allá de lo físico. Menos mal que en ese momento estaba sola en casa, porque si alguien hubiera visto mi cara de descompuesta, habría pensado que estaba en proceso de muerte. Me daba absolutamente todo vueltas, y tomé la decisión más estúpida que podía hacer: hablarle a Paolo. Puede que estuviera falta de cariño, y sabía a quién tenía que acudir para poder conseguirlo.
Luz: Ei Paolo, ¿qué tal todo? ¿te apetece quedar un rato para comer? – pobrecito, si él supiera que literalmente era mi segundo plato...
Paolo: Claro, ¿nos vemos a las 14h en el Chelsea? – respondió corriendo.
Luz: Perfecto.
Puede que fuera una completa estupidez, pero me había quedado tan hecho polvo por culpa de ella, que necesitaba estar con alguien a solas durante al menos un rato. Sabía de sobra que esta comida podía hacer ilusiones a Paolo, pero ahora mismo me daba igual, solo podía pensar en mí misma. ¿La iba a cagar? Probablemente.
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Éxtasis #Luznhoa
FanfictionLuz, una de las trabajadoras del restaurante del Hotel LaSierra, se encuentra en una encrucijada amorosa con Paolo, uno de sus compañeros. Además, pertenece a la familia dueña del hotel, lo cual no hace que las cosas sean más fáciles para ella. Pare...