𝔐𝔢𝔪𝔬𝔯𝔦𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔲𝔫𝔞 𝔈𝔵𝔱𝔯𝔞𝔫̃𝔞

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Después de eso, me llevaron al edificio más grande de todo Khahenri'ah. Tenían lindos prados que eran cuidados por una especie de robots. La gente de esa ciudad era muy felíz.

Estaba con Dainsleif esperando en una sala de espera, en frente de mi había una puerta inmensa, tenía buena decoración el lugar. Era lujoso y me recordaba mucho a las películas que solía ver, sobre castillos y romances en épocas medievales. Aunque esto no era medieval, era por mucho más moderno que eso.

Notaba que el joven guardia se me quedaba mirando con gran curiosidad, sentía sus pupilas de diamante sobre mi.

-Creo que van a tardar un poco-habló para romper el silencio.

-¿A dónde me van a llevar?

Dainsleif suspiró algo ansioso, se levantó de su asiento y caminó por los alrededores.

-Tenemos que esperar la palabra del Rey. Aunque no es de preocuparse, tratamos muy bien a los forasteros-me dedicó una tierna sonrisa aquel joven rubio, mi corazón dio un brinco en ese momento.

-Dainsleif, tengo tantas preguntas sobre este lugar...¿Podrías responderme algunas?

-Por supuesto, si está a mi alcance, dalo por hecho-se sentó a mi lado, atento al movimiento de mis labios.

-¿Qué es exactamente Khahenri'ah?

-Somos la nación de la superficie.

-¿"De la superficie"?-repetí cuidadosamente cada palabra sin poder digerir lo que eso significaba.

-Khaenri'ah es la superficie de Teyvat. Somos una nación que no sigue el órden de ningún Dios. Somos pacíficos, una nación de tecnología más avanzada que las de las 7 naciones.

El orgullo patriótico salió a relucir....Me reí inconscientemente, la forma en la que él se expresaba de su nación me llenaba de admiración.

-¿Qué son las 7 naciones?¿Están muy lejos de aquí o...?¡Espera! ¡¿Dioses?!

-Emmm, sí. Dioses, ¿En tu planeta hay dioses?

-Bueno... sí hay pero, no podemos verlos.

-Qué patético es tu mundo, ¿Acaso los dioses de donde tú vienes son tan débiles?

-No es eso, es que ¿Ustedes pueden ver a los Dioses?

-Por supuesto, son personas inmortales. No son la gran cosa.

-Ya va, ya va, explicalo mejor.

Dainsleif mantuvo una sonrisa, se le notaba que le era interesante hablar con alguien como yo, un cuaderno en blanco, que no sabía nada de su mundo.

-Existen 7 naciones que conforman a Teyvat ¿Verdad?-le asentí, a lo que él continuó hablando-Cada nación maneja un elemento. Snezhnaya es la nación Cryo, la nación del elemento hielo. Mondstadt es la nación Anemo, la nación del elemento Viento. Sumeru es la nación del elemento Dendro, este elemento es todo lo que es plantas. Inazuma es la cuidad del rayo, su elemento es el electro. Y luego tenemos a Fontaine que...

-¡Esaaa! La mencionaste antes.

-Sí-asintió gentilmente-Esa es la nación de Hydro, maneja el agua y bueno, está Natlan que es la cuidad ardiente, esta maneja el pyro.

-Y ese es el elemento fuego ¿Cierto?

-Así es.

-Vaya...¡Qué mundo tan interesante! Pero la verdad es que-me levanté de la silla-No creo que pueda seguir estando acá, necesito irme a casa.

-¿Por qué tanta urgencia, Cindy?

-No voy a poder dormir con la culpa de que abandoné a mis padres-mi voz se cortó en lo último-No tengo familia ni conocidos aquí-en ese momento sentí comezón en el ojo, y no era más que yo tratando de contener las lágrimas en mis ojos-Lo poco que sé de la escuela, acá no sirve. No sé leer el idioma de acá.

Roses| Diluc RagnvindrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora