𝔘𝔫𝔞 𝔓𝔯𝔬𝔭𝔲𝔢𝔰𝔱𝔞

193 16 10
                                    

Locación: Liyue 11:07am

Había tanto sol a esa hora que juraba que en cualquier momento se me iba a caer la piel del calor. Llegué a la ciudad de Liyue con la lengua a rastra, me detuve en uno de los mini puestos de comida para comprar algo, porque de verdad me sentía patética.

Y todo empeoró cuando me vi en el reflejo de uno de los carteles del puesto.

¡Tenía los pelos como una escoba! Un total horror...

Con frenesí traté de acomodar mi cabello esponjado, sí, esponjado, porque el sol que estaba haciendo era de lluvia. ¿Y cómo lo sé? Porque este sol me estaba picando la piel.

-Solamente deseo no encontrarme con Tartaglia en este estado...-mascullé a punto de tomar mi turno.

Pero por Rex Lapis, eso funcionó mejor que cualquier ritual de invocación.

Cuando la tendera estaba esparciendo en la nieve esencia de solsettia, sentí como unas grandes manos se reposaron sobre mis hombros con fuerza, moviéndome de un lado a otro sutilmente haciéndome tambalear. Pronto una de esas manos tomó la cuchara de mi nieve (la nieve estando ya en mis manos) y la probó con todo el descaro.

-¿Puede preparar otra? Yo pagaré la cuenta de la señorita-agregó sonriente extendiendo una bolsa con moras.

Yo que apenas espabilé, me di la vuelta hacia el naranjoso con sorpresa.

-¡Tartaglia! ¡¿Qué haces aquí?! ¿No se supone que debo verte en el banco del norte?-mis ojos se abrieron a la par, mi corazón dio un salto que me terminó dejando la sensación de que me faltaba aire.

-Vaya, te escucho algo decepcionada-se reclinó en una pared pegando la palma de su mano en sus mofletes-¿Acaso tienes otra conquista proveniente del Banco del norte?-soltó una carcajada con picardía, se cruzó de brazos y sonrió sacando a relucir sus perladas piezas dentales.

A tan buen humor, yo solté otra carcajada mientras tomaba una cucharada de nieve.

-¿Quién más que tú me echará los perros en el banco del norte?-le volteé la jugada con el mismo tono coqueto. La tendera le entregó su nieve al mismo instante, mi comentario le sacó una sonrisita de medio lado.

Pronto los alejamos caminando del puesto comiendo nuestras nieves como un par de críos.

-Hoy tuve unos imprevistos en el trabajo, y todo eso me cambió los planes-puso ambos brazos por detrás de su cabeza para luego estirarlos.

-¿Qué? ¿Se te acabó la fiesta porque llegaron tus jefes o cómo? -me reí entre dientes.

Él movió su cabeza a todas direcciones, dando unos "Sí" y unos "No" como respuesta.

-Es complicado.

En ese momento pensé muchas cosas, ¿Qué tan complicado era ser Gerente de un Banco? Bueno, supongo que en Snezhnaya eran un poco más estrictos con todo.

-Bueno, en la funeraria están solicitando personal, si sobrevives a la revisión, estoy segura que Hu Tao será bondadosa en darte un trabajo.

-¿Ah, sí? ¿Cómo qué propuestas laborales tiene?

Me crucé de brazos pensando en todos los trabajos posibles, y aunque Hu Tao era mi amiga, yo desconocía totalmente los procedimientos de los funerales de la funeraria.

-Hmm, tal vez ¿Enterrar muertos?

Tartaglia soltó una carcajada a mi obvia respuesta.

-Muchas gracias por la oferta, Srta. _____. Pero prefiero enterrar otras cosas.

Roses| Diluc RagnvindrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora