Capítulo 8

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ISABELLA. 

Semanas pasaron desde que envié mi manuscrito a la editorial. Cada día mi ansiedad crecía mientras esperaba una respuesta. Intentaba mantenerme ocupada escribiendo en mi nueva historia, pero mi mente siempre volvía a preguntarme si mi historia había sido lo suficientemente cautivadora para captar la atención de los editores.

Un día soleado mientras me encontraba en la cafetería revisaba mi correo electrónico, vi un mensaje con el asunto "Respuesta de la editorial". Mi corazón comenzó a latir desbocado mientras hacía clic para abrirlo. El mensaje comenzaba con un cordial saludo y luego decía: "Nos complace informarte que tu manuscrito ha sido aceptado para su publicación".

Un torrente de emociones me inundó en ese momento. No podía creer lo que estaba leyendo. La editorial había encontrado mi historia lo suficientemente convincente y valiosa para compartirla con el mundo. Las lágrimas de alegría rodaron por mis mejillas mientras abrazaba mi triunfo.

Las siguientes semanas fueron un torbellino de actividad. Me encontraba inmersa en un proceso de edición y revisión con el equipo de la editorial. Juntos pulimos la historia, ajustamos detalles y trabajamos en la portada del libro. Cada paso del camino, me sentía bendecida y agradecida por la oportunidad de trabajar con profesionales dedicados que creían en mi talento.

Finalmente llego el día en que tuve mi primer ejemplar de mi libro en mis manos. Lo acaricio con reverencia, sintiendo el peso de mis palabras impresas en las páginas. Era un sueño hecho realidad.

En la presentación del libro, la sala estaba repleta de personas entusiastas qué admiraban mi talento. El aplauso resonó cuando tomé el micrófono y agradecí a todos por su apoyo incondicional a lo largo de mi trayectoria. Mis palabras estaban llenas de gratitud y emoción mientras compartía como la escritura me había acompañado en mi viaje personal, y cómo había encontrado la fuerza para enfrentar mis miedos y desafíos a través de las historias que había creado.

Cuando la ceremonia termino, me encontré rodeada de mis amigos, Carlos y Tomás, familiares, Gabi, Ana y mi madre y admiradores qué felicitaban mi éxito.

Mientras todos celebraban a mi alrededor, me encuentro compartiendo una mirada significativa con Tomás. Fue en ese momento cuando comprendí que había llegado el momento de enfrentar mis sentimientos y también de seguir adelante con mi carrera como escritora. Los dos nos apartamos del gentío y nos refugiamos en un rincón tranquilo del lugar.

Tomás me regala una sonrisa cálida —Estoy tan orgulloso de ti, Isa. Tu talento y dedicación son inspiradores.

Asentí con gratitud y un nudo se formó en mi garganta mientras me preparaba para decir lo que tenia en su corazón —Gracias, Tomás. Quiero que sepas que nunca podría haber llegado hasta aquí sin tu apoyo y alientos. Eres el mejor amigo que he tenido y significas el mundo para mí.

Los ojos de Tomás brillaban al escucharme. Pero sabía que aún había un secreto que debía guardar. No quería arruinar este momento especial para él ni para mí. Por lo tanto decido mantener en silencio mis verdaderos sentimientos.

—Debo confesar que esto es solo el comienzo —continuo—. Tengo más proyectos en mente y sé que para alcanzar mis sueños, debo irme de la ciudad. Necesito expandir mis horizontes y sumergirme en nuevas experiencias.

Tomás asintió comprensivo —Lo sé, Isa. Y estoy seguro de que tendrás muchos éxitos en todo lo que te propongas. Siempre estaré aquí para apoyarte, sin importar la distancia que nos separe.

Un sentimiento agridulce lleno mi corazón. Aunque quería confesar mi amor, sabía que el momento no era adecuado. Decido disfrutar del éxito de mi libro y enfrentar mi futuro sin perder la amistad tan valiosa que tenía con Tomás.

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