Capítulo 12

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TOMÁS.

Salí rápidamente de casa de Isa después de recibir un mensaje de un número desconocido pero sabiendo claramente de quien se trataba… Emily.

«Sé que estás en casa de tu adorada noviecita, pero. Necesito que nos veamos. En el lugar donde solíamos encontrarnos. Será mejor que llegues, si no quieres que algo le pase a…¿Isabella?.»

Y ahora, le había mentido a Isabella, diciéndole que aquel mensaje era de mi hermana. Sabía que Isa no me había creído del todo, me conocía muy bien, aun así no me presionó para que le dijera la verdad. Necesitaba saber primero qué era lo que quería Emily, ya después buscaría la manera de contarle a Isabella.

Mientras caminaba en las calles oscuras, mi mente se llenaba de preguntas. ¿Qué pretenderá ahora?, ¿desde cuando se volvió tan violenta?. Su forma de amenazar con hacerle daño a Isabella, era lo que más me preocupaba. Admito que Emily nunca fue normal del todo, siempre tuvo una tuerca suelta en su cabeza, no era normal, no actuaba normal, aun así me segué ante sus encantos y no sé qué más fue lo que me había hecho para tenerme tan amarrado a ella.

Sentí que alguien me observaba. Gire lentamente la cabeza y ahí estaba ella, Emily, con una mirada enloquecida y una sonrisa maliciosa que heló mi sangre.

—Hola, cariño —dijo Emily con un tono enfermizo—. ¿No me vas a saludar después de tanto tiempo?.

—Hola, Emily. ¿Qué es lo que quieres ? —respondí con voz firme.

—Oh, solo quería verte. Saber que estas feliz con ella me esta volviendo loca. Eres mío y de nadie más. Vamos a estar juntos de nuevo, ya lo veras —dijo, acercándose peligrosamente.

—Ya no somos pareja, Emily. Nuestra relación termino hace mucho tiempo. Debes seguir adelante y buscar tu propia felicidad —le imploré, tratando de razonar con alguien que parecía estar completamente fuera de la realidad.

Pero Emily no estaba dispuesta a escucharme. Con una sonrisa turbia me vio y habló:

—Cuida mucho a tu noviecita, no vaya a ser que le pase algo en cualquier momento.

—¡Ni se te ocurra hacerle daño! —exclamo mientras la señalo con el dedo índice comenzando a sentir la furia dentro de mí.

—¿Estarías dispuesto hacer lo que sea para protegerla? —pregunta Emily con curiosidad.

La última vez que vi a Emily, fue en aquel parque. Después de ahí volvió a desaparecer y no supe nada de ella. Hasta ahora, que al parecer volvió más envenenada y dispuesta a destruir mi felicidad. Sabía que Emily tramaba algo, de ella se podía separar cualquier cosa. Aun no comprendía cómo pude enamorarme de una chica como ella. Tal vez Carlos tenía razón y Emily era un tipo de “bruja” y me tenia bajo su hechizo.

—Por Isabella soy capaz de cualquier cosa, eso tenlo por seguro.

—¿Tanto la amas? —el tono de su voz salió cortante y envenenada.

—Demasiado es poco.

Emily me da una mirada intensa por unos segundos para después cambiar de expresión a un poco más calmada.

—Bien, siendo así, vas a hacer lo que yo te diga.

Estando en mi habitación me tiro a la cama boca arriba, con la mirada perdida en el techo, mi rostro reflejaba una mezcla de pensamientos y preocupaciones. Había tomado una difícil decisión. Tendría que alejarme de Isabella, por su bien, no podía permitir que Emily le hiciera daño.

Mi corazón se sentía como un cristal frágil a punto de romperse en mil pedazos. Cada latido resonaba con un dolor silencioso que se propagaba por todo mi ser. Las lágrimas amenazaban con escapar de mis ojos, pero luchaba por contenerlas, como si al hacerlo pudiera detener el torrente de emociones abrumadoras que me inundaba.

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