Prólogo

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Mi nombre es Odette, si, como la de "El lago de los cisnes". A mi madre siempre le ha gustado el ballet. Tenemos el mismo nombre, sí, pero ahí acaban todas nuestras similitudes. Yo nunca fui hermosa, nunca fui un cisne, y a asumámoslo, nunca lo seré. Mi historia se parece más a la del patito feo, solo que yo he crecido y no me he convertido en cisne. No, yo sigo siendo un pato. Pero no estoy triste por ello, porque ahora soy el pato más listo de toda la charca. Hace tres años entré a trabajar en MedicalTech, y desde entonces, he ascendido a segunda de laboratorio. Soy su adjunta. Cuando mi superior se jubile, yo tomaré su puesto. Eso, si no me hago con su puesto antes.


En ese tiempo, he conseguido 4 patentes, dos de ellas con beneficios de muchos ceros. Los directivos de la empresa me adoran, porque soy su gallina de los huevos de oro. No, si al final me confundí de animal. Una gallina, ¡ja!.

Pero desde que le vi a él, quise ser el cisne. Donovan es el motor económico de la empresa. Él es todo números, y mucho más. Él analiza costes, riesgos, suministradores... pero su fuerte no es ese. Su sueldo astronómico viene de las comisiones de ventas. Donovan busca a los clientes y los conquista. Hay un dicho que dice que se cazan más moscas con miel que con vinagre. Pues bien, ese es Donovan, no el cazador de moscas, sino la miel. Una vez que estás a su alrededor, te atrapa con su dulce encanto.


Pero yo no existo realmente para Donovan, tan sólo soy un número, una estadística. Su único pensamiento dirigido hacia mí, es darme todo lo que necesito para llevar a cabo mi trabajo. Sabe que todo lo que pido, después podrá amortizarlo.


Ojala pudiese camelarle y ponerle a mis pies, como tengo a toda la junta directiva de MedicalTech. Ellos realmente se afanan en tenerme contenta, no porque me tengan un especial aprecio, sino porque no quieren que me vaya a la competencia. Que le voy a hacer, soy buena.


Pero ahora he visto la luz, y no, no es que me esté muriendo. Lo que necesito es a alguien que consiga darme lo que necesito. Soy lista, inteligente, pero eso no consigue poner a cien a los chicos. Tengo dos carreras, una de medicina y otra de tecnología. Y en mis 26 años, solo dos chicos se han acercado a mí lo suficiente, como para llegar a saber de qué color son mis ojos. Uno es mi hermano, Hilarión, sí, ya lo dije, a mi madre le gusta el ballet, e Hilarión es el amado de Giselle. Bueno, como decía, el otro chico, se llamaba Arthur Rivertone, y su cara estuvo cerca de la mía porque tuve que "arrastrarle" desde mi puerta, a la suya. Él era mi vecino del final del pasillo, y llegó a mi puerta con tanto alcohol dentro como para esterilizar un quirófano entero.


Bueno, a lo que iba. Me he propuesto conquistar al inalcanzable Donovan Swan. Sí, vale, tiene retintín, swan significa cisne. Y él es hermoso y elegante, como un cisne negro de ojos azules como el cielo de verano. Está claro que está predestinado para mí, aunque él aún no lo sabe. Y ahora, tengo a la persona perfecta para llevar a cabo mi transformación. Se llama Elsa, y sé que conseguirá convertirme en lo que necesito ser. La he visto actuar, la he visto conseguir al hombre, y lo más importante, la he convencido para que me enseñe a jugar.

Una nueva cazadora 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora