Capítulo 12

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- Entonces, ¿todo ha ido como esperábamos?.-

- Me besó en tres ocasiones. Una nada más salir del restaurante, otra después de comer un helado, y la última al despedirme en la puerta de casa.-

- ¿Y qué tal fue la última?.-

- Pues... diferente a las anteriores. –

- Fue más apasionada o breve y casta.-

- Breve y casta.-

- Bien.-

- ¿No tendría que haber sido al revés? Un "in crescendo", ya sabes..-

- Esto es mejor.-

- ¿Por qué?.-

- Le has dado una muestra del producto, y ahora quiere comprar el paquete.-

- No acabo de entenderlo. Las señales no dicen que sea mejor así.-

- Oh, sí que lo dicen. Verás. Si te hubiese besado como si no existiera el mañana, diría que no puede controlar su deseo. Pero al luchar contra ello, al contenerse a sí mismo, alejándose de la tentación, casi rozando el rechazo, está demostrando que no confía en su control, no confía en sí mismo.-

- Ah, entonces, le he llevado más lejos de los límites a los que está acostumbrado.-

- Exactamente.-

- Y eso es bueno.-

- Muy bueno.-

- Vamos a ampliar el mercado.-

- Para que vea que más gente quiere el producto.-

- Ese es el medio. El objetivo es despertar al lado salvaje que lleva dentro. Tendrá que luchar por lo que quiere, y ya se sabe, cuanto más te cuesta conseguir algo, más valor le das.-

- Ya, pero cuando consigues lo que quieres, pasas a otro reto.-

- De eso nos encargaremos en su momento. Ahora céntrate en el siguiente objetivo. ¿Tienes más "compradores" a la vista?.-

- Un par de ellos, sí.-

- Entonces adelante, muestra la mercancía.-

Cuando terminó la llamada, solo tuve que buscar de nuevo en mi agenda y marcar el número. Él contestó al tercer toque.

- Hola.-

- Scott, aceptaré esa invitación para comer. ¿Qué tal mañana?.-

- Perfecto, ¿dónde quieres ir?.-

- Sorpréndeme.-

El plan estaba en marcha.

El lunes por la mañana, tenía en mente añadir otro ingrediente más. En ventas, cuanto más amplio es el abanico de potenciales compradores, más posibilidades de éxito hay. Así que no era momento de ser tímida.

Donovan

¡Mierda!, el domingo fue el peor día de mi vida. Casi no dormí la noche anterior, no podía. Era cerrar los ojos y verla comer ese helado una y otra vez. Y dormir con una erección de campeonato no era fácil, nada fácil. Tuve que pasar por el "auto-servicio" dos veces antes de dejar a "mi chico" tan cansado, que pude dormirme antes de que se alzara una tercera vez. Y el día no fue mucho mejor. Tuve que salir a correr hasta que mis piernas casi dejaron de sostenerme. Tenía tanta energía que gastar, que no encontraba manera de hacerlo totalmente. Intenté avanzar algo del trabajo en casa, pero era tremendamente difícil concentrarse. Salí a tomar una copa, e intentar buscar una sustituta viable para descargar mi exceso de... ¿cómo demonios se llama la hormona que nos pone salidos como monos a los tíos?. Pues eso. Después de descartar unas cuantas, al final desistí de encontrar a la idónea, y sólo me concentré en encontrar una fácil y limpia. La encontré, me la llevé a un rincón oscuro y privado, y cuando la chica estaba totalmente lista, va "mi muchacho" y se queda a medio camino. Me sentí como si le estuviera forzando a un trabajo forzado. Así que la di a la chica un buen trabajo manual, y ella me recompensó con sexo oral. Y... bueno, llegué a desestresarme, pero no sin antes dejar que mi mente vagara hasta su propio paraíso. Si, empezaba a odiarla. ¿Porqué no podía conseguir un buen momento simplemente recordando el desfile de Victoria Secret?. Pues porque Odette se había metido en mi cabeza.

Al menos llegó el lunes, y volver al trabajo siempre me había funcionado. Dejaba a las mujeres y sus problemas, aparcados hasta el siguiente fin de semana, y me centraba en lo importante. Pero es que ella también estaba allí.

- Hola Donova, vaya, traes mala cara.-

Genial, Gloria. ¿Por qué con ella no tuve esa misma sensación?. Con Gloria era más bien... mantener separado lo profesional de lo personal, y quitando su coqueteo permanente y su manera de buscar constantemente contacto físico, la interacción con ella era tolerable, bueno, menos cuando se ponía pegajosa y quería forzar un "encuentro" para refrescar los recuerdos. No me importaba, un polvo es un polvo, y hay que reconocerlo, a los tíos si nos lo ponen fácil, mejor. No hay que mal interpretar, que yo soy muy selectivo, no me acuesto con cualquier cosa con faldas. Me gustan las tías buenas, en las vulgares ni me fijo, y no te digo en las feas. Sí, soy superficial, pero es que para echar un simple polvo, me gusta hacerlo con cositas calientes que me enciendan. Que no voy a hablar con ellas de estrategias de mercado, solo me las voy a "cepillar", estar buenas es suficiente. Si además son inteligentes, pues bien, así pillan rápido lo de "solo sexo". Yo no soy hombre de relaciones, no me importa que otros hayan estado antes, ni que los haya después. Soy un tío, joven, guapo, con dinero y sobre todo, predecible. Por eso me extrañaba tanto aquella reacción con Odette. A ver, he perseguido a alguna chica, las he seducido, me encanta ir de caza, pero ella... no sabía... ¿cómo explicar?, me sentía persiguiendo a una gran pieza de caza mayor.

- ¿Estás bien?.-

Tuve que sacudir mi cabeza para contestar.

- Eh, sí. Es que no he dormido bien estas noches.-

- ¿Nervioso por lo de la nueva promoción?.-

- ¿Promoción?..., ah, sí.-

Vi unos tacones acercándose al mostrador de recepción, y aquel contoneo al caminar acaparó totalmente mi atención. Odette. ¿Qué le estaba entregando Eduard?. ¿Una caja con un lazo enorme?. ¿Y qué decía esa tarjeta que la hizo sonreír?.Tenía que averiguarlo. Caminé hacia la recepción, y saludé.

- Hey, Eduard, ¿Qué se celebra hoy?.-

Sacudí mi cabeza hacia donde Odette seguía alejándose camino de los ascensores.

- No tengo ni idea, pero me muero de ganar de estar en el pellejo del tipo.-

- ¿Ah, sí?, ¿Qué ponía en esa tarjeta?.-

Una nueva cazadora 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora