Capítulo 32

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Creo que la tarde empezó bien. Esperé a Van en el vestíbulo de la empresa, lo besé cariñosamente, sin lujuria pero con dulzura, lo justo para que quedara bien claro, a él y a todos, que mostraba a todo el mundo que teníamos una relación, de la que no me escondía, y de la que no me avergonzaba.

Después me llevó a un coqueto restaurante italiano, donde un simpático hombre nos llevó a la mesa más romántica que pudiera imaginar. Estaba cerca del ventanal, iluminada con velas de vainilla. El Chiati estaba sobre la mesa, esperando, y la ciudad estaba un piso por debajo de nuestra vista. Era bonito ver la ciudad, y no tener los ojos de los paseantes encima de uno. El dueño, ese señor tan simpático, y los camareros, me parecieron demasiado atentos y a la vez curiosos, como si conocieran a Van de ser algo más que un cliente habitual. Después, antes del postre, uno focos iluminaron un costado del restaurante, en la parte trasera, donde la música empezó a sonar suavemente. Van tomó mi mano, y me llevó hasta la pequeña pista de baile, mientras los camareros empezaron a recoger nuestros platos. Y no, no sonaba música italiana o clásica. Sentir los brazos de Van, al siguiendo la cadencia de "At last" de Etta James, era el sueño que habría tenido de haber sabido que podía tenerlo.

- Odi, quiero más.-

Así, de golpe, su cálida voz me soltó aquello. Sus ojos me miraban fijamente, y muy, muy cerca, como buscando la respuesta a sus palabras.

- ¿Más?.-

- Quiero más que sexo, quiero más que citas, quiero acostarme abrazado a ti cada noche, quiero despertar cada mañana y notar tu calor antes de abrir los ojos. Quiero más, Odi. Y si tengo que ponerte un anillo en el dedo para conseguirlo, lo haré.-

- No... no entiendo.-

Sus pies se detuvieron, haciendo que el resto del mundo se esfumara.

- Quiero algo más que compartir el momento contigo, quiero todos los momentos, quiero todo de ti. Quiero tu risa, tu calor, tus enfados, tus lágrimas, tu cansancio, tus cosquillas, tus rabietas, tus suspiros, tus gemidos... lo quiero todo, quiero todo lo que eres, y lo quiero en mi vida, ahora, siempre. Lo necesito, te necesito.-

- ¿Quieres que vivamos juntos?.-

- Lo quiero todo, Odi. Quiero... quiero el paquete completo, quiero... cásate conmigo.-

Y así, dos simples palabras, sacaron todo el aire de mis pulmones. ¿Las deseaba?, si, ¿las esperaba?, no todavía, ¿las aceptaba?, como el agua en el desierto. Pero no por ello estaba preparada para oírlas.

- Pero...-

- Si no vas a decir que sí, no lo hagas. Sólo piénsalo, un poco más, dame un tiempo para convencerte. Sé que es pronto, sé que es impulsivo, ¡demonios!, ni siquiera yo estaba preparado para decirlo, no tengo anillo ni nada. Tan solo, las palabras aparecieron en mi cabeza, y tuve la necesidad de decirlas, porque las siento.-

- Sí.-

- ¿Sí?.-

- Pero no voy a casarme ahora, quizás un poco más tarde, en ...-

- No me importa el tiempo. Sólo saber que lo harás es suficiente.-

Y luego me besó, como si fuera el oxígeno que necesitaba respirar, como si fuese la marca que necesitaba poner sobre mí. Cuando nos separó para poder respirar, su frente quedó pegada a mi cabeza, como evitando la separación, buscando la proximidad.

- Sólo solo te pido una cosa.-

- Lo que quieras.-

- Si alguna vez cambias de idea, quiero saberlo en el momento que la duda asome a tu cabeza.-

- No va a ocurrir.-

- Solo quiero la verdad, no quiero mentiras. Y saber que finges ser feliz cuando no es así, para mí es una mentira. Llámame rara, pero no soportaría vivir algo así.-

- ¿Quieres sinceridad?. ¿Quieres saber lo que pasa por mi cabeza?.-

- Sí.-

- Quiero llevarme a mi cama y que durmamos en ella cada noche, o hacerlo en la tuya. Pero no quiero que sea algo puntual, al azar. Quiero que vivamos juntos a partir de ya. Quiero compartir mi vida contigo, quiero estar a tu lado tanto tiempo como sea posible, saturarme de ti.-

- Acabarás hartándote.-

- Cuando eso ocurra, te lo diré.-

- Es un trato.-

- ¿Entonces?.-

- Entones, ¿Quién se muda, tú o yo?.-


Una nueva cazadora 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora