Capítulo 1

24.6K 2.4K 50
                                    

-          Bueno, ¿estás lista?.- mis manos estaban aferradas  a los reposabrazos con fuerza. No, no estaba lista, ¡pero al diablo!, iba a hacerlo.

-          Cuando quieran.-

-          Bien, pues relájate.-


Si, como si fuera tan fácil. Iban a meter un laser por mis retinas. Estaba asustada, aunque decidida. Elsa me había dicho que era importante aquella operación. Cambiaría mi vida. No ya mi aspecto, sino mi libertad.


Había estado atada a un par de gafas desde que tengo memoria, así que para mí, verme sin ese apéndice, es tan raro como... no sé, ¿un perro sin rabo?. Sin mis gafas veía menos que un gato de escayola, y cuando estaba nerviosa, mecánicamente me daba por ajustármelas. ¿Qué iba a hacer sin ellas?. No sé, tal vez me estuve escondiendo detrás de ellas por demasiado tiempo. Había llegado el momento de liberarme de esa máscara.


Debí de estar demasiado tiempo pensando en mis cosas, porque todo terminó antes de que me diese cuenta. Cuando me incorporé, me hicieron mirar el reloj en la pared de enfrente, y decir la hora que había en él. ¡Oh, dios mío!, podía hacerlo, veía. Eché un vistazo sobre la mesa, donde mis obsoletas gafas esperaban a ser recogidas. ¡Podéis esperar por siempre!, nunca más.

Bueno, una cosa más hecha. La semana anterior había sido mi rinoplastia, y aún llevaba esos antiestéticos strips sobre la nariz. Tenía restos de hematomas morados bajo mis ojos, pero se iban difuminando. Si, podía ver el cambio, lástima que fuera la única, aparte de Elsa, claro. Por fortuna me habían dado los 10 días de vacaciones que solicité, antes de pasar los siguientes 40 días poniendo a punto los centros de ensamblado y producción de Japón y  Coréa del Sur. La última herramienta médica era demasiado delicada, y tenían que mantener una calidad superior en su trabajo. ¿Y a quién iban a mandar para supervisar que todo el proceso fuese perfecto?, pues a mí, claro. Nadie mejor que yo para comprender a su bebé y sus necesidades. La central de Meditech en Australia, donde yo trabajaba, se centraba en el desarrollo y preparación de los prototipos. Cuando se había perfilado y ajustado el diseño final, se trasladaba la fabricación a las sucursales en Japón y Coréa del Sur, así se conseguían unos precios más competitivos y un estándar de calidad más elevado.


A lo que iba. Cuando salí de la sala de intervención, vi la conocida silueta de Elsa elegantemente sentada en la sala de espera. ¿Podría algún día llegar a ser como ella?. Incluso sentada, ojeando una revista, era el centro de atención. No es que fuera guapa, que lo era. Ella tenía ese "Je ne sais quoi" que dicen los franceses. ¿Explicarlo?, es difícil, pero es algo así como cuando la reina entra en la sala. Quizás sea esa confianza de saber qué quiere, y que va a conseguirlo. Algo como... si, ya sé, un Rolls- Royce, no será el coche más bonito, ni el más llamativo, ni el más caro, pero es sinónimo de riqueza, glamur, elegancia y prestigio. Lo dicho, la reina de Inglaterra. ¡No, mejor!, es un híbrido entre la reina de Inglaterra  y Miss biquini de este año. Pues eso, que cuando muera, quiero reencarnarme en alguien como ella. Pero de momento, me tendré que conformar con ser su discípula, a ver qué tal me va.


-          ¿Qué tal te sientes?.-

-          Sorprendida. La verdad, tenía que haberlo hecho hace tiempo.-

-          Bien, ahora pasemos al siguiente paso.-

-          ¿Qué toca ahora?.-

-          Te he confeccionado un plan físico. Con él, pondremos tu cuerpo a punto para conseguir ese tono muscular que te falta.-

-          Quizás eso podamos pasarlo, ya tengo una plan de ejercicios muy completo. Pasar tantas horas delante de un ordenador, buscando información o realizando diseños, le pasa factura a cualquiera, y yo no quiero tener chepa a los 30.-

-          Odi, trabajo con músculos y articulaciones. Puedo hacerme una idea muy aproximada del trabajo que desarrolla cada parte de tu cuerpo. Pero lo que necesitamos, es endurecer algunas zonas.- Sentí sus dedos clavarse en mi culo.- Y suavizar otras.- Su mano se desplazó sobre la curva de mi cadera.

-          ¿Quieres modificar el diseño?.-

-          Modificar, no. Sólo vamos a rematarlo con unos buenos acabados.-

-          Bueno, alguien dijo que "para estar bella, hay que sufrir". Dame ese rutina de entrenamiento.-


Eché un vistazo al documento mientras bajábamos en el ascensor. ¡Qué maravilla eso de no usar gafas!.


-          ¿En serio tengo que hacer todo esto?.-

-          Créeme, cuando llegue el momento, me agradecerás la mayoría de eso. Lo otro, es algo que una chica bonita tiene que saber.-

-          Ah. Pues no se diga más. ¿Cuándo empiezo?.-


Elsa miró su teléfono y me sonrió.


-          ¿Qué tal en media hora?.-

Una nueva cazadora 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora