Donovan
Me encanta la playa y los campeonatos de surf. ¿A qué tío no le gustaría?. Deporte, sol, chicas en pequeños bikinis... Trabajar así era un gran incentivo. Nunca me quejaría por dedicar un sábado, a realizar tareas de patrocinio de nuestra empresa, si era en estas condiciones. Adoraba ser el representante de Medicaltech en días como este. Ese día mi uniforme de trabajo era menos formal: Bermudas, chanclas y un polo. Vale, tenía que llevar mi Iphone conmigo, pero eso era todo.
La playa estaba llena de mujeres para admirar, y tenía una cerveza fresquita en mi mano. Como decía Roberto Benigni, La vida es bella. Bueno, tendría que empezar a ganarme el sueldo. Levanté la vista hacia los puestos de los patrocinadores, y dejé que mi vista se deleitara en las bellezas que se exhibían a pocos metros de mí. Eso de estar en un balcón, tan cerquita de la playa, tenía sus ventajas. ¡Ah, vaya!, allí estaba el stand de Rip Curl. Pude reconocer a Biranna. Su larga cabellera destacaba sobre su espalda, y no podía negar que aquellos shorts blancos le quedaban de miedo a sus bronceadas piernas. Una lástima que aquel tipo enorme se hubiese acercado a ella. ¡Vaya!, ahora la estaba dando un beso de tornillo. Definitivamente, ese barco había zarpado para mí. Pero que le iba a hacer. Al menos podía seguir mirando. Oh, vaya, ahora iba a un par de tumbonas. Ummm, las dos chicas que estaban allí tampoco estaban nada mal. Espera, la que se estaba poniendo en pié le sonaba. Ah, era esa chica por la que las revistas de cotilleos se morían, si, la que se había casado hacía poco con ese jugador de rugby, Elsa, sí, Elsa. Tenía un cuerpo para pecar, sí señor. Su marido era un hijo de puta con suerte, uf, con mucha suerte. ¿Y la otra chica?, no, a esa no la reconocía, pero debía ser una modelo también. Que el bikini la sentara tan bien no podía ser legal. Su piel era un poco más clara, pero aquel bikini rojo podía poner en aprietos a cualquier tipo con sangre caliente. Tuve que tomar un trago de mi cerveza para refrescarme, aunque si seguía mirándola así, al final me tendría que dar un chapuzón en el mar.
- ¡Qué, ¿disfrutando de las vistas?.-
Me giré para encontrarme con el rostro maliciosamente sonriente de Alexis Colbi. Ese tipo sí que sabía lo que era una buena. De su brazo, siempre había una pedazo modelo colgada. Raro era que no tuviese una ahora.
- Los de Rip Curl siempre tienen los mejores ganchos.-
Tuve que admitirlo, eso era verdad. Pero era normal, lo suyo eran los bañadores. Ponerlos en una buena percha era fundamental para las ventas.
- Tendré que hablar con los de márquetin. Quizás tengamos que traer alguna chica bonita para que nos promocione.-
- Pues esa que habéis traído no está nada mal. No sabía que los ingenieros estuviesen tan "buenos".-
- ¿Ingenieros?.-
Volví mi cabeza de nuevo a la playa, al lugar que Alexis me indicaba. La chica del bikini rojo se estaba levantando de la tumbona, y estaba cubriendo su espectacular cuerpo con una camiseta. ¡Espera!, ¿ese no era nuestro logotipo?.
- Síiiii, esa Odette Sands sabe llenar una camiseta.-
Lo que faltaba, un viejo verde con dinero babeando por ella. Pero, ¡Joder!, es que yo tampoco pude cerrar la boca mientras la baba escapaba. Aquel bikini me había dejado "flaseado". Odette. Aún no me había hecho a la idea de aquel cambio, pero aquel pecaminoso cuerpo no hacía nada más que cruzarse en mi camino.
Odette
- Bueno, creo nuestro trabajo aquí ya está hecho.-
Elsa estiró un combinado hacia mí, y se reclinó para tomar su pareo de la tumbona.
- ¿Ya?. Yo creí que tenía que interactuar... algo más. Ya me entiendes.-
Elsa dejó escapar una dulce sonrisa hacia mí y anudó el pareo a un costado de su cuello. Hacía tan fácil el resultar sexy, que siempre he pensado que hasta meando excitaba a los hombres.
- Oh, querida. Al igual que con el perfume, sólo unas gotas consiguen más que todo el frasco. Queremos dejar una agradable impresión, no saturarle. Y te puedo asegurar que él ya olió hoy tu fragancia.-
- Entonces, ¿me voy sin más?.-
- Umm. Irte, no. Desaparecer, totalmente.-
- ¿Qué tienes en mente?.-
- Tú sígueme.-
Y no dudé, cogí mi bolsa de playa, y la seguí, no me importaba dónde, como si era al infierno.
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Una nueva cazadora 3
RomanceOdi lo tiene todo; inteligencia, un trabajo que la gusta, un buen sueldo, y el respeto y admiración de sus compañeros. Bueno, casi todo. Le falta él, Donovan. Ella es inteligente, demasiado, y aún así, no puede alcanzarlo, hasta que aparece un "Hada...