¿Podía ser más patético?, estaba parado delante de un ventanal, esperando ver aquel estúpido coche descapotable traer de vuelta a Odette. Pero, al menos no era el único. En la sala de al lado, todo el equipo de laboratorio estaba comiendo sus almuerzos, con la nariz pegada al cristal, sobre todo ese tipo que miraba el culo de Odette cuando estaba trabajando en el mecanismo aquel.
No pude evitar sacar el aire ruidosamente de mis pulmones, yo era el mismo desperdicio de hombre que ellos, pero al menos me quedaba algo de orgullo, así que me di la vuelta, y me volví a mi despacho.
Sentado tras mi terminal, repasaba la documentación del nuevo producto que íbamos a comercializar. Era una buena máquina, y ya tenía confeccionada una lista de posibles clientes. Podía hacerme un recorrido por Estados Unidos, Asia, y Europa en unas pocas semanas. Si ajustaba bien mis visitas y mi agenda, podía hacerme todo el recorrido en tres semanas, descansos incluidos. Preparé el listado y empecé con las llamadas, contra primero consiguiera irme de allí, primero me quitaría de la cabeza esa tontería de Odette. Es lo que necesitaba, espacio y tiempo para enfriarme. Tenía que haber sido el impacto de aquel cambio de imagen, no había otra explicación. Así que, si me daba tiempo para asumirlo, acabaría pasándose aquel efecto de atracción que sentía por ella. La noche casi se me echó encima, para cuando casi tenía concertadas todas mis visitas. Sabía que era de los últimos, sino el último, en abandonar el edificio, y mejor, porque no tenía muchas ganas de cruzarme con nadie. Bueno, con ella. ¿Para decirle qué?. ¿Oye, quién era el tipo ese con el que fuiste a almorzar hoy?. No, mejor evitaba encontrarme en esa situación.
Paré en "Grandioso Peperoni", y compré un calzzone de champiñones con carne. No tenía prisa por volver a casa, así que aparqué cerca de la playa, y me senté en uno de los bancos del paseo a admirar la puesta de sol mientras cenaba. Ese era el mejor restaurante de todos, una comida deliciosa, unas vistas increíbles, y la tranquilidad que aportaba el arrullo de las olas. Sólo me faltaba una buena compañía. Era una pena, pero al menos podía admirar a las corredoras tardías, sudorosas y metidas en esas ropas tan ajustadas, sin tener que disimular delante de mi acompañante. Un perro labrador pasó como un torpedo delante de mis ojos, y lo seguí con la mirada hasta que se estrelló contra una de las corredoras. Casi la derribó, pero antes de que me levantara para ir en su auxilio, el dueño del perro llegó hasta ella. Con cuidado intentó desenredar la correa del perro de sus piernas, mientras el animal saltaba frenético a su alrededor. Con una orden, el perro se quedó quieto. No pude evitar reír para mis adentros, esa sí que era una buena manera de ligar. Adiestras a tu perro para que se lance contra la chica elegida, y luego acudes a su rescate implorando perdón por tu nervioso y adorable perro. El único fallo de aquella táctica, era que a Odette no le gustaran los perros. ¡Espera!, ¿Odette?. ¡Demonios, era ella!. Y sí, la gustaba el perro y el tipo ese estaba consiguiendo su punto. Tiré la bolsa de mi cena en la papelera, de camino hacia ellos. Una cosa era intentar alejarme de ella, y otra muy distinta dejar que un jugador intentara marcarse un punto con ella, utilizando esos trucos baratos de principiante.
- .... Deja que te invite a un café.-
Llegué a tiempo, así que intervine.
- Odette, ¿estás bien?.-
Vi su rostro sorprendido volverse hacia mí. Pero no estaba roja por verme, sino por la carrera que había estado tomando antes de que aquel tipo la detuviera.
- Ah, hola Donovan. Sí, estoy bien. Sólo ha sido un pequeño susto.-
- Insisto, te ruego que me perdones.-
- Tranquilo amigo, yo me encargo de ella ahora.-
Reconocí la breve mueca de fastidio del tipo, pero no dijo nada, sabía que le estaba pisando la presa, pero reconocía un oponente de más peso, así que simplemente reculó. Lo dicho, un patético desesperado, que se rendía a las primeras de cambio.
- ¿Volverás a casa corriendo, o estás demasiado fría y prefieres que te acerque?.-
- Bueno, realmente no hace falta. Tengo el coche al final del paseó.-
- Entonces te acompaño.-
- Eh... bueno.-
La noté vacilar, pero aún así accedió. ¿Qué demonios le pasaba?. Tardó unos 50 metros, pero al final se giró hacia mí y me pateó el páncreas con unas botas de punta metálica.
- Donovan, eres una persona muy agradable, y me gusta tu compañía, pero creo...creo que te estás haciendo una idea equivocada de mi, y es culpa mía, lo siento.-
- ¿Qué?, no entiendo.-
Ella puso las manos en sus caderas y soltó rápidamente el aire.
- Quizás fuera la falta de experiencia, o el verme sobrepasada por la novedad, pero yo no soy de las que busca... como decirlo... ¿diversión, esa sería la palabra?.-
- ¿Diversión?.-
- Si, ya sabes, sexo ocasional y esas cosas.-
- Yo no...-
- Tienes una reputación, Donovan, y eso es lo que buscas en las mujeres. No lo censuro, cada uno es libre de hacer lo que quiera con su vida, y si eso te resulta y es consentido por ambas partes, yo no tengo nada que decir. Pero ese... ese no es mi estilo.-
- Me estás dando la patada.-
- Yo más bien diría, que estoy dejando clara mi posición. Siento si te he confundido.-
- Sí, bueno... yo también me he tomado algunas licencias que no debería.-
- En ese caso, Adios, Donovan.-
Sentía mi ego apaleado y sangrante, mi hombría vapuleada, pero aún así, el espíritu de mi interior que se negaba a rendirse, tuvo que hacerse el honorable.
- Aclarada la situación, no voy a dejar que camines sola hasta tu coche.-
- De acuerdo.-
Y ella sonrió con dulzura, como si aceptara esa pequeña muestra de caballerosidad, y olvidara la parte canalla que sabía había en mi.
Mientras observaba como su coche se alejaba, con ella dentro, mi cabeza empezó a girar con una velocidad demencial. ¡Rechazado!, ella me había rechazado por mujeriego. Y tenía razón, ella era demasiado inocente e inexperta en ese campo, en esa materia que yo era todo un eminente catedrático.
ESTÁS LEYENDO
Una nueva cazadora 3
RomansaOdi lo tiene todo; inteligencia, un trabajo que la gusta, un buen sueldo, y el respeto y admiración de sus compañeros. Bueno, casi todo. Le falta él, Donovan. Ella es inteligente, demasiado, y aún así, no puede alcanzarlo, hasta que aparece un "Hada...