Capítulo 4

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Donovan

¿Sería demasiado pronto?, tal vez sí, pero no podía dejar de darle vueltas a la cabeza. Tenía que forzar un encuentro con ella, y era ahora. Dio unos golpecitos en la puerta del despacho, y esperó el permiso para entrar. Cuando abrió la puerta, la encontró concentrada en el monitor, sosteniendo entre los dientes un inocente bolígrafo. ¿Sabía ella lo sexy que eran aquel cilindro alargado, acariciado por aquellos labios carnosos y rojos, y atormentado por aquella hilera de dientes blancos?. Seguramente no, porque su atención estaba en un complicado diagrama, y no en mi reacción.

- Hola, Odette.-

Ella levantó la vista hacia mí, y me quedé congelado por primera vez en mi vida.

- Hola, Swan. ¿En qué puedo ayudarte.

- Esto, podrías darme una copia del informe de esta mañana. Mi correo electrónico no va muy bien, y lo necesito para preparar la estrategia de venta.-

- Por supuesto. Pero no hacía falta que vinieras hasta aquí, podría habértelo mandado por uno de mis subalternos.-

- No ha sido ninguna molestia. Así me acercaba por aquí. Ya ni recuerdo la última vez que estuve en este departamento.-

- Hace casi tres meses.-

- ¿En serio?, vaya, tienes mejor memoria que yo.-

- No todos los días alguien baja al laboratorio a requisar una vieja unidad de ecografía para donarla.-

- Ah, sí. Fue esa vez. Debí armar mucho jaleo con aquello, si es que te acuerdas con tanto detalle.-

- Me acuerdo, porque fue a mí a la que le tocó renunciar a su día libre, para instalar el equipo en el centro médico.-

- Ah, vaya, lo siento.-

- No lo hagas, la experiencia fue interesante. Tu copia.-

Odi me tendió un pend-drive hacia mí, y me quedé mirándolo confuso.

- ¿Qué?.-

- ¿no querías una copia del informe?, aquí la tienes.-

- Oh, sí, bien.-

Sí, genial, casi tiro mi excusa por la ventana. Piensa Donovan, piensa.

- ¿Te apetece ir a almorzar ahora?, yo estoy muerto de hambre.-

Ella miró el reloj en su muñeca, y pareció meditarlo unos eternos segundos.

- Sí, ahora es un buen momento.-

Bien, si, aquello iba bien.

- Conozco un lugar aquí cerca, que hacen una ensalada Cesar de muerte.-

- ¿Qué tiene de postre?.-

- ¿De postre?.-

- Si no es por un buen postre, no merece la pena salir del edificio para comer. Ahora, si hay algo que lo compense, todo cambia.-

- Pues ahora que lo dices, nunca me he fijado. ¿Te parece si lo comprobamos?.-

- De acuerdo. Voy a avisar a mi asistente.-

- Tómate tu tiempo.-

Y así aprovecharía yo para avisar a mi secretaria, porque hasta ese momento, yo tampoco tenía pensado salir a comer. La improvisación tenía sus buenas y malas cosas.

Una nueva cazadora 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora