Sara buscó cobijo en el pecho de Franco. La temperatura de la cabaña había descendido drásticamente después de haberse amado durante horas y el frío se calaba en sus cuerpos desnudos.
No había nada mejor que el calor que desprendía su novio.
Escondió el rostro en el cuello de Franco y aspiró aquel aroma que se había convertido en su favorito.
Jamás se cansaría de olerlo, besarlo, sentirlo...
–No me gustaría que enfermaras –Franco alzó una de las raídas mantas y ser cercioró en que su cuerpo estuviera completamente cubierto.
Y no negaba que ya lo estuviera porque desde que aquel lugar se había convertido en el testigo de sus encuentros íntimos, estaba constantemente resfriada.
No le importaba.
Se tomaría todas las medicinas que fueran necesarias si ese era el precio que tenía que pagar para estar todos los días junto a Franco; desnudos, abrazados y olvidándose de lo que les rodeaba.
Entre las cuatro paredes de la cabaña, las amenazas de Fernando Escandón no existían, la intención de separarles de Rosario Montes era irrisoria y los desprecios de Gabriela no aparecían en sus mentes. Aquel era un pequeño oasis dentro del desierto seco e inhóspito que les consumía.
Un estornudo interrumpió sus pensamientos.
El suyo.
Puede que necesitase una visita del doctor, aunque esta sería en otro momento, ahora quería seguir disfrutando, como lo llevaba haciendo desde el último mes, de la posición tan íntima y personal que Franco y ella compartían en la cabaña.
–¿Y si...? ¿Nos escapamos?
La pregunta de Franco la tomó por sorpresa.
–¿Escaparnos? –dudaba si había entendido bien sus palabras.
Franco asintió con la cabeza varias veces. En sus ojos podía ver la emoción por la propuesta.
–¡Sí, un par de días! Podríamos... Reservar un hotel, salir a bailar, disfrutar como la pareja que somos.
Le encantaba la idea, pero irse unos días, dejando la hacienda en manos de una madre inestable junto a un tipo agazapado a la espera de robarles su propiedad y fortuna, no le gustaba lo más mínimo.
–Norma y Jimena podrían vigilar en tu ausencia y darte una cuartada frente a tu mamá
Aún se asombraba como Franco y ella solo necesitaban mirarse para saber lo que el otro estaba pensando y precisamente su primer pensamiento había parado en sus hermanas y si estas serían capaces de controlar los aires de grandeza de Fernando.
–Hablaré con ellas.
La sonrisa de Franco se extendió por toda su rostro y la apretó fuertemente contra su pecho.
–Aunque no prometo nada.
No quería que su novio se ilusionase. La situación en la hacienda Elizondo era demasiado inestable para hacer planes a corto plazo, todo podría desmoronarse en cualquier momento...
–Yo sé que será un sí –Franco soltó una gran carcajada, convencido de sus palabras.
Negó con la cabeza, pero no iba a ser ella quien le quitase la ilusión. Además, adoraba la positividad que Franco generaba y una parte dentro de ella comenzó ver la escapada como una realidad.
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Abandonó la cabaña con pesar y dificultad. Cada día le costaba más separarse de Franco y ansiaba que la noche pasase lo más deprisa posible para poder encontrarse de nuevo.
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La decisión de Sara
FanfictionTras despistar a Fernando y evitando que Gabriela les descubra, Franco y Sara consiguen consumar su amor con libertad. La experiencia causa en Sara sensaciones desconocidas que la llevan a verse en la encrucijada de tomar una importante decisión... ...