Una nunca sabía que esperarse cuando se trataba de Gabriela Acevedo.
Podía sorprenderte fácilmente, por ejemplo un día decía negro y al siguiente blanco, por la mañana opinaba que sí y por la tarde que no, y en un momento estaba en contra de Fernando para después permitirle todas sus propuestas, como la de despedir a uno de sus empleados más fieles.
La sonrisa orgullosa de Fernando contrastaba con sus caras de estupefacción.
Olegario había sido despedido con el beneplácito de su mamá.
–No cumplía con su trabajo como era debido –se defendió Gabriela–. Además, fue el causante del accidente de su papá.
Sara negaba con la cabeza. La furia la estaba invadiendo, olvidándose por completo de las náuseas matutinas.
–¡Olegario hace perfectamente su trabajo! –exclamó ante la injusticia que se estaba produciendo– Y sobre el accidente de mi papá, permítame que ponga en duda lo que realmente sucedió ya que todo lo que supimos fue por boca de Fernando.
Su empleado había confesado que no estaba manejando en las mejores condiciones, pero su papá era un jinete experimentando para haber saltado a la carretera sin tomar las debidas precauciones y más cuando las tierras donde se había producido el trágico hecho, eran de su propiedad.
Mantuvo la miraba a su mamá, esperando que esta conectara los puntos tan evidentes, pero un gemido lastimoso la interrumpió.
Fernando Escandón, haciendo acto de sus dotes para la interpretación, escondía la cara entre sus manos y lloraba, o eso pretendía, porque aquello no era más que un teatro, pero un teatro que funcionaba a la perfección para Gabriela.
–Ni Fernando tuvo nada que ver con la muerte de su papá, ni en la decisión de despedir a Olegario.
Puede que todo fuera decisión de su mamá, pero sin duda estaba completamente influencia por Fernando.
–Mis y hermanas y yo no compartimos la decisión –No era necesario que se girase hacia Norma y Jimena, las cuales asentían a sus palabras. –Entendemos que eres la dueña de la hacienda, pero no entendemos que otorgues a Fernando el poder de despedir a nuestros empleados, y más, después de descubrir que te ha estado robando.
Quizás aquel era el momento que estaban esperando, quizás había llegado el día en que por mucho que doliese había que abrirle los ojos a su mamá por completo...
–¿Descubrir? –Fernando, que apenas había intervenido y que se limitaba quitar las falsas lágrimas de su rostro, se interpuso entre su mamá y ella– ¿Gabriela ha estado descubriendo? ¿Qué les parece si descubrimos todos los secretos de la familia, Sara?
La sonrisa de Fernando y la satisfacción con la se pasaba la lengua entre los labios la hizo dar un paso hacia atrás, un momento de duda, un momento de temor, pero uno del que se recompuso rápidamente.
Era muy evidente a lo que Escandón se estaba refiriendo.
A su relación con Franco.
Y puede que aquello era lo que necesitaba, contarle de una vez por todas a su mamá y comenzar a aceptar lo que le deparaba en el futuro.
–¡Adelante! –gritó– ¡Dile lo que quieras!
Si no hubiera estado tan concentrada en la sonrisa vomitiva de Fernando, hubiera reconocido la mirada confusa de su mamá y como buscaba el poder hablar con ella... Escandón finalmente soltó una carcajada.
–No lo haré, no es mi deber.
Fernando había crecido o eso le parecía a ella, porque cada vez se sentía más pequeña. El indeseable dio un par de pasos en su dirección y desde las alturas murmuró; "tengo más poder con tu secreto."
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La decisión de Sara
أدب الهواةTras despistar a Fernando y evitando que Gabriela les descubra, Franco y Sara consiguen consumar su amor con libertad. La experiencia causa en Sara sensaciones desconocidas que la llevan a verse en la encrucijada de tomar una importante decisión... ...