Define odiar

Capítulo 1

Tal vez las cosas entre Harry Styles y Louis Tomlinson hubiesen sido diferentes. Si Harry no tuviera ese humor horrible aquel primer día de clases hace dos años. Si Louis no fuese tan rencoroso y orgulloso.

Si ese día a Harry no le hubiesen metido la mano por debajo de la falda camino a clases, se hubiesen reído de él por cómo se vestía, cuando se había dormido y llegaba tarde a su primer día de clases.

Si ese día en específico no se hubiese cruzado con Louis tal vez ellos no se odiarían tanto.

Porque el rizado se cruzó con él en el pasillo camino a su clase. Sus cuerpos chocaron cuando dobló en la esquina del pasillo al mismo tiempo de Louis quien iba distraído con su celular en mano el cual cayó al suelo debido al impacto de ambos.

Los chicos se echaron para atrás por el golpe. Harry alzó su mirada hacia el contrario encontrándose con un chico un poco más bajo que él, su cabello castaño ligeramente desordenado por detrás con un flequillo cuidadosamente acomodado a un lado sobre su frente. Los azules y fríos ojos lo inspeccionaron de arriba abajo con atención lo que provocó que Harry hiciera lo mismo con el contrario.

Vestía de forma sencilla; usa unas vans negras como calzado, con unos jeans negros que se apretaban a sus piernas y muslos ligeramente gruesos y una camiseta simple, lisa del mismo color.

Ambos levantaron la mirada encontrándose.

—Oops —Harry se agachó y tomó el celular del castaño, se lo extendió apretando sus labios en una sonrisa amable forzada.

Pero el chico volvió a mirarlo de arriba abajo prestando tal vez demasiada atención a las largas y pálidas piernas de Harry quién frunció el ceño al notarlo.

—¿Qué ves? —dijo el rizado en tono defensivo.

El chico subió su mirada por la azul y pulcra falda de tablilla, miró el fino suéter blanco de unas tallas más grandes y volvió a su rostro mirando los rizos hechos hacia atrás por una bandana que combinaba con la falda. Conectó mirada con los orbes esmeraldas y alzó una ceja.

—Tranquilo, caniche agresivo —dijo en tono burlón ante la actitud hostil.

—¿Disculpa? —frunció el ceño molesto, no era su mejor día y no estaba para chistes.

—Tienes rulos y estás siendo agresivo, tal como uno de esos perros —volvió a burlarse señalando con su dedo índice el cabello que se comenzaba a asomar a los hombros.

—No son rulos, son rizos para tu información —lo miró nuevamente con rapidez y atención, alzó una ceja también— ¿Y tú con qué derecho me dices eso?

—¿Ah?

—¿Con qué derecho me dices caniche cuando tienes esa altura? —se burló.

El chico frunció el ceño y abrió la boca ofendido, lo miró molesto ante la burla.

—¿Te crees muy gracioso, imbécil?, no te veo en ningún derecho de decirme nada con tu altura de jirafa y tú falda de niñita —dio unos pasos hacia el rizado amenazante.

—Mira, no tengo tiempo para estar dejándote en ridículo con argumentos claros de porque tu pequeña mente con masculinidad frágil no quiere entender cosas tan obvias —bufó y rodó los ojos, pasó por su lado dándole un empujón con su hombro en el suyo siguiendo su camino por el pasillo.

Louis lo miró totalmente sorprendido por su respuesta que por supuesto no esperaba. Furioso apretando sus puños con fuerza fue detrás de él.

—¡Hey! —alzó la voz queriendo llamar su atención siendo ignorado lo que lo molestó más aún— Ven aquí, cobarde.